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Chile

Subcontratistas frenan por 20 días mayor mina en construcción del país

images 1Operarios de Caserones querían pasar Navidad y Año Nuevo sin trabajar, y desconocieron acuerdos sindicales:Proyecto de capitales japoneses de cerca de US$ 3 mil millones paró en fase clave de su producción: en estos días sacaban sus primeros cátodos. La producción de los primeros cátodos de Minera Caserones, programada para estos días, se atrasó hasta febrero, debido a una paralización de los subcontratistas de empresas constructoras y de montaje de la obra (Salfa y Sigdo Koppers, principalmente). Éstos reclamaron pasar Navidad y Año Nuevo fuera de las faenas, pese a que los contratos estipulaban un régimen de trabajo de turnos de 10 días de trabajo y 10 días de descanso.

Hoy, de los 18 mil trabajadores del proyecto, sólo laboran unos 900, informa el vicepresidente ejecutivo de Lumina Copper, que desarrolla el proyecto, Nelson Pizarro. El resto descansa.

La paralización de Caserones tiene un costo de varias decenas de millones de dólares. De dónde salgan esos recursos, es algo que será negociado entre Caserones y sus empresas contratistas, en un proceso que se anticipa muy duro.

Caserones está ligada a Nippon Mining & Metals y de Mitsui Mining, y tiene 130 empresas contratistas. La mina se sitúa en la alta cordillera de la Región de Atacama, a unos 162 kilómetros al este de Copiapó y a más de cuatro mil metros de altura.

La movilización se desató a fines de noviembre, cuando un grupo de trabajadores desconocieron los acuerdos a los que arribaron sus propios dirigentes sindicales, agrupados en el Sindicato Interempresas Nacional de Trabajadores de Montaje Industrial (Sinami) y tomaron los caminos de acceso al campamento de Caserones, impidiendo los cambios de turnos y el descanso de los mineros que venían de la faena, que se sitúa cerca de los cuatro mil metros de altura. «Surgieron líderes espontáneos, que reclamaron que no aguantaban la vida del campamento y que necesitaban bajar a pasar las fiestas con su familia y otros días para ‘mejorarse’ de los festejos», explica Pizarro.

Hubo saqueos y violencia, y la fuerza policial tuvo que abrir los accesos al campamento para evacuar a los seis mil trabajadores que estaban en la mina.

El 10 de diciembre hubo otra movilización. Ese día, cuenta el máximo ejecutivo de Caserones, estaba programada una asamblea, y no concurrieron ni los dirigentes sindicales ni los representantes de la empresa contratista. La reunión se desbordó, y derivó en desórdenes.

La empresa mandante, Caserones, tuvo que negociar directamente con los subcontratistas. «Refrendamos nuestro compromiso con la seguridad y el bienestar de las personas en la faena, y no podíamos exponer a nuestros ‘viejos’, por eso tuvimos que negociar», señala, molesto, Pizarro. Al final, los trabajadores lograron contar con estos días de asueto, y como algunos tenían días de descanso, muchos tienen 20 días sin trabajar.

Esto implicó cambiar el inicio de producción. Los expertos que venían de EE.UU. y Europa a certificar el inicio de la producción de cobre se tuvieron que devolver. «Íbamos a iniciar la producción del primer cátodo de la planta entre Navidad y Año Nuevo. La revisión de los programas nos ha llevado a retrasar el comienzo de la producción de cátodos para febrero, ya que hay algunos contratistas que regresan el 5 de enero y otros vuelven el 13 de enero», cuenta Pizarro.

Los «nuevos viejos»

En el mundo minero señalan que esta movilización, así como las que se han visto antes en Collahuasi y Escondida, muestran a un nuevo tipo de trabajador, uno que no viene de las zonas mineras, sino que muchas veces es de Santiago, no tiene experiencia en trabajar y convivir en los campamentos y, sobre todo, cambió su situación de mayor precariedad laboral por salarios más altos y muchos beneficios.

«Los mineros tradicionales son viejos nobles, organizados, que saben del trabajo duro», compara Nelson Pizarro, quien llama a estos trabajadores emergentes los «nuevos viejos». «Estos «nuevos viejos» son más jóvenes, sin formación ni experiencia, individualistas, que no reconocen las dirigencias sindicales y tampoco estaban acostumbrados a los niveles de sueldos de la gran minería; como que se obnubilaron con esta abundancia», reclama.

El máximo ejecutivo de Caserones hace una dura crítica a los responsables de parar la mina y señala que esto se debe a «una dirigencia sindical débil que no es capaz de aglutinar a estos nuevos trabajadores ni hacer respetar los compromisos; al pleno empleo, que lleva a muchas empresas a contratar a gente sin experiencia ni formación adecuada para la gran minería y también el rol de las empresas contratistas, que esquivan su responsabilidad y traspasan el tema al mandante».

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«EL PLENO EMPLEO lleva a muchas empresas a contratar a gente sin experiencia ni formación», dice Nelson Pizarro.