Mexico

Palabrería ante el dolor y la muerte

30 de julio de 2012
Cholyn Garza
Toda tragedia causa un dolor muy difícil de describir, de asimilar. Siempre la pregunta que se antoja es ¿por qué?

Por qué tienen que suceder ciertos acontecimientos que enlutan hogares, dejan en la orfandad a niños inocentes, como siempre, pequeños en los que la vida pareciera ensañarse.

El problema en las minas no es nuevo. ¿Cuántas tragedias han ocurrido y siguen ocurriendo? Qué importa el número si las consecuencias son las mismas: dolor y muerte.

Debido a las concesiones que se otorgan a empresas con el propósito de explotar los campos mineros, sin tomar en cuenta o exigir las medidas de seguridad adecuadas, el peligro está presente para cada trabajador. Sin embargo, poco o nada parece importar la vida de los seres humanos para quienes ejercen el poder detrás del dinero.

La pobreza, la falta de estudios, la necesidad de un trabajo que les brinde seguridad económica para sostener a su familia, son en parte lo que orilla al trabajador a aceptar la oferta aunque en ello se juegue la vida.

Ofrecer o abrir una fuente de empleos pareciera ser el justificante para otorgar concesiones aunque implican altos riesgos, como es el caso de la explotación de minas.

Cada vez que ocurre una tragedia escuchamos el mismo discurso: se exigirán medidas de seguridad; se tendrán reuniones con tal o cual funcionario y mucho bla, bla, bla que no es más que eso, palabrería de la que ya estamos cansados.

Mientras nada ocurre, no hay autoridad alguna -de cualquier nivel- que se preocupe. Sin embargo, cuando se da a conocer la tragedia que conlleva muerte del trabajador y, por lo tanto, luto familiar y malestar social, es entonces cuando aflora la preocupación de funcionarios y autoridades. Una comunidad siempre se mantiene unida en el dolor, en la tragedia, en la necesidad y se apoya.

Solidaridad es el espontáneo recurso con que cuenta el ser humano para acudir al llamado ante un acontecimiento trágico. Tragedias que nadie quisiera que se presentaran y menos aún, que cobraran vidas.

Y si como se asegura existen tragedias que por su riesgo se anuncian solas ¿por qué razón no se trata de evitarlas?

La seguridad social está ausente en muchos casos porque se apuesta al “nada va a pasar”. ¿Exceso de confianza? ¿Falta de previsión en las medidas de seguridad? o ¿poca importancia a la vida humana?

El caso es que la realidad nos muestra la cara amarga y triste del dolor, de la necesidad y pobreza de personas que ponen en riesgo su integridad física, por un salario que de ninguna manera los va a sacar de pobres pero si resuelve sus necesidades urgentes. Si realizan esa clase de trabajos, peligrosos a todas luces, es porque tienen que llevar el sustento a sus hogares.

Y de la misma manera como sucede en el caso de los mineros que se encuentran establecidos en determinados lugares, el riesgo se deja sentir en diversos trabajos u oficios.

Lo importante es que se tomen las medidas de seguridad pertinentes para evitar percances lamentables. El equipo de seguridad debe ser supervisado periódicamente lo mismo instalaciones, vehículos, materiales. No dejar al “hay se va” o para “después” porque quizás no haya la oportunidad de un mañana.

La necesidad, la pobreza, es cierto, obliga a muchas personas a realizar tareas muy duras que quizás no quisieran aceptar; sin embargo, eso de ninguna manera quiere decir que dada la condición humilde del trabajador no se le va a proveer de equipo adecuado o se les exponga a riesgos físicos cuyos resultados pueden ser fatales.

El trabajador, en ocasiones por temor a ser despedido o a no ser escuchado, no exige la supervisión o el equipo que debería tener en su trabajo. No obstante, aunque el empleado no lo diga, un buen patrón, un empleador con verdadero sentido humano no requiere de exigencias por parte de nadie. Por sentido común, por respeto a la vida humana, en este caso de los trabajadores, personas a las que él contrata, toma las precauciones pertinentes -que nunca están de más- para tratar de evitar hasta donde sea posible, una tragedia de dimensiones incalculables.

Dios quiera y tragedias como la recién ocurrida en Coahuila no se repitan; al tomar medidas preventivas se trata de preservar la vida humana y hay que tener presente que ésta no tiene precio.

Cholyn Garza: Periodista [email protected]

“Al tomar medidas preventivas se trata de preservar la vida humana y hay que tener presente que ésta no tiene precio”