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Uruguay

Mujeres hablamos sobre “El mundo que queremos»

100 0176Propuestas de la Sociedad Civil a Naciones Unidas 

El pasado 4 de mayo, unos 40 representantes de organizaciones de Montevideo y 6 departamentos del interior del Uruguay fueron convocados por la Asociación Nacional de Organizaciones no Gubernamentales (ANONG) para realizar una Consulta Nacional de lo que se denomina “Hacia un debate crítico del mundo que queremos Agenda Post 2015”.

Este proceso de consultas nacionales se lleva a cabo en 8 países Latinoamericanos y se ha generado a raíz de la discusión luego de la evaluación de los Objetivos del Milenio (ODM) formulados por Naciones Unidas. 

Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, también conocidos como Objetivos del Milenio (ODM), son ocho propósitos de desarrollo humano fijados en el año 2000, que los 189 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015.

Esta consulta tiene como objetivos, definir demandas políticas específicas para poder incidir en el posicionamiento país que Uruguay negociará en el acuerdo final en la Asamblea General de la ONU y desarrollar un posicionamiento de la sociedad civil respecto al marco post-2015, para presentarlo como documento base para establecer un diálogo constructivo con representantes del Estado.

Para dar inicio al evento Anabel Cruz del Instituto de Comunicación y Desarrollo (ICD) da un breve pantallazo de la realidad uruguaya en cuanto a los logros de los Objetivos del Milenio en el país resumiendo que “No se han superado muchos de los problemas planteados y en algunos casos se han agravado problemas existentes”.

Lilián Celiberti, integrante de Cotidiano Mujer, una de las organizadoras del evento lamentó que los Objetivos del Milenio que había fijado Naciones Unidas para el período pasado “se reducen a atacar las manifestaciones de los problemas pero no las causas”. Para reafirmar sus aseveraciones citó al Relator de Naciones Unidas que había reconocido que “Los Objetivos del Milenio han sido útiles para movilizar dinero y energías, pero sólo atacan los síntomas de la pobreza, como la malnutrición infantil, la mortalidad materna o las enfermedades, e ignoran las causas más profundas del subdesarrollo y del hambre, por lo que se centran en objetivos meramente estadísticos”. 

Ana María Arrieta integrante del Movimiento por un Uruguay Sustentable, MOVUS se refirió a varios puntos de la declaración que su organización presentó en el evento: 
Somos una organización de la sociedad civil en la que se agrupan ciudadanos y diversas organizaciones sociales del país, productores agropecuarios, sindicatos, investigadores, docentes, académicos, asociaciones de vecinos y grupos autoconvocados de distintas zonas del país movilizados contra proyectos de extracción de metales en gran escala a cielo abierto.

De los objetivos planteados por Naciones Unidas consideramos de vital importancia cumplir con el objetivo 7 de incorporar los “principios del desarrollo sustentable en las políticas y los programas nacionales y reducir la pérdida de recursos del medio ambiente” así como también “reducir la pérdida de diversidad biológica y la proporción de personas sin acceso al agua” para lograr objetivos tales como erradicar la pobreza extrema, reducir la mortalidad infantil o conseguir pleno empleo productivo y trabajo digno para todos, muy especialmente para mujeres y jóvenes.

Por su parte Ana Filippini, también integrante del MOVUS y representante de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de los Derechos Sociales y Ambientales detalló las principales razones por las cuales la justicia y la equidad de género no podrá alcanzarse a menos que se eliminen las principales causas que la generan. 

En Uruguay, dijo, en las últimas décadas se han acentuado las políticas contrarias al principio de sustentabilidad – entendido éste como la satisfacción de las necesidades de las generaciones presentes, sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras de atender sus propias necesidades – por el incentivo de monocultivos en gran escala (plantaciones forestales, de soja, etc.) en regímenes de siembra continua y uso indiscriminado de agrotóxicos con graves impactos sobre la tierra, el agua y el medio ambiente general. Como consecuencia del aumento de los monocultivos y la escasez de tierras para pastoreo del ganado se promueve la modalidad de engorde a corral o feed lot, que acrecienta la contaminación en cursos de agua cercanos por la alta concentración de orin y bosta de vacunos y que además produce carne de peor calidad y con mayores niveles de grasa.

Agregó, ahora a través de nuevas leyes, se promueve la instalación de proyectos en gran escala y de corta duración de extracción metalífera a cielo abierto en yacimientos pobres que comprometerán para siempre las actividades productivas de una gran parte del territorio y desplazarán a las poblaciones asentadas por generaciones en esas zonas. 

La Ley de Minería de Gran Porte que el gobierno impulsa en el Parlamento, incluye condiciones privilegiadas para las empresas extranjeras que proponen esos proyectos, facilitando la evasión del pago de impuestos, permitiendo el uso de mecanismos conocidos para no declarar utilidades, el descuento de gastos actuales en sus operaciones de futuro y garantizando beneficios que no se conceden a las empresas nacionales. 
Además, la insistencia en disposiciones sobre la confidencialidad de operaciones de las mineras como también la admisión de acudir a tribunales internacionales en caso de controversia, es una renuncia a la soberanía nacional y deja al país y a la sociedad desprotegidos ante las posibles consecuencias de estos proyectos en el Uruguay.

Nuestro país posee un ecosistema privilegiado de suelos fértiles y recursos hídricos que nos permitiría producir alimentos sanos y de calidad, a la vez de proteger los bienes comunes, asegurar el trabajo digno para todos y todas, y sobre todo, disminuir los niveles de violencia e injusticia de la sociedad en vez de acrecentarlos como ha venido sucediendo.

Una de las participantes propuso no incluir el aumento del PBI en las valoraciones de desarrollo de la sociedad. Se podría adoptar, aclaró, otra de las teorías económicas como la teoría de la “Economía del Bien Común” de Christian Felberg. 

Christian Felberg es un profesor universitario de economía austríaco; bailarín, escritor y especialista en economía sustentable y alternativas para los mercados financieros. Es miembro fundador del movimiento de justicia global Attac en Austria, profesor de economía de la Universidad de Viena e iniciador de la denominada Banca democrática. Junto a un grupo de empresarios Felberg desarrolló el modelo conocido como Economía del Bien Común o Economía del bienestar público, como una alternativa teórica al capitalismo de mercado y a la economía planificada.

Finalmente, la delegada de la organización de Descendientes de la Nación Charrúa [principal pueblo indígena del territorio uruguayo] señaló que las sociedades podrían regirse por el Sumak Kawsay (en español: buen vivir), un modelo o forma de vida que promueve relaciones más sustentables con la naturaleza y menos consumistas, que constituye una opción ante el modelo desarrollista del «vivir mejor».
Quedó claro que hay muchas ideas y propuestas en la sociedad civil y principalmente entre las mujeres sobre cómo alcanzar una sociedad más justa y solidaria. Sólo hace falta que los gobiernos las escuchen y las pongan en práctica.