Latinoamerica

Minería sin agua y energía, imposible

La minería en Chile significa privatización y contaminación del agua -una operación minera promedio utiliza de 600 a 1000 litros por segundo. La minería demanda además gran cantidad de energía, provocando la entrega a una sola empresa del 82 por ciento de derechos de agua. Crece la movilización social “por la recuperación y defensa del agua”. ¿Qué aprendemos de la experiencia chilena cuando la Asamblea Nacional del Ecuador pretende aprobar reformas legales para dar mayores facilidades a la megaminería?

Chile es el país emblemático de la explotación minera. Fue calificado como el “tigre” de América Latina por instituciones financieras internacionales en alusión a los “tigres asiáticos” debido a la disciplinada aplicación del modelo neoliberal desde 1974 hasta la fecha. Hace poco, el Ecuador fue calificado como el “jaguar latinoamericano” por un funcionario alemán[2], comparándolo con Singapur, Taiwán, Hong Kong y Corea del Sur.

Operación minera de Codelco en Chile[1]
Parecería que el “jaguar” está interesado en seguir las huellas del “tigre”, pero la pregunta es ¿qué huellas seguimos? ¿La del país eminentemente neoliberal y abierto a la explotación minera industrial, que acapara el agua y la energía? o ¿la de miles de campesinos e indígenas que se movilizan por la recuperación y defensa del agua, luego de varias décadas de explotación minera, forestal y expansión hidroeléctrica en función de dotar de energía a las mineras?

Una de las personas que más conocen la problemática minera en Chile, y sus múltiples consecuencias sociales y ambientales, es Lucio Cuenca coordinador del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales – OLCA. En su reciente visita al Ecuador el IEETM conversó con él sobre la disputa por el agua que existe entre comunidades y empresas mineras, lo cual motivó el pasado mes de abril una marcha multitudinaria a Santiago de campesinos, indígenas y población urbana “por la recuperación y defensa del agua”.

Esta movilización toma relevancia en el contexto ecuatoriano a propósito del proyecto de reformas a la Ley de Minería enviado por el Presidente Correa a la nueva Asamblea Nacional, en la que el gobierno cuenta con mayoría absoluta, es seguro que dichas reformas serían aprobadas de manera inminente, con el fin de allanar el camino a la explotación de minería industrial.

¿Cuál es la situación del agua en Chile?

La privatización del agua en manos de las empresas. Esto es parte de un artículo que está en la constitución; si bien la legalidad dice que a los privados se les entrega de manera gratuita y a perpetuidad derechos de aprovechamiento de agua, un derecho de aprovechamiento o una concesión no necesariamente es transferible de propiedad. Pero en este caso, la figura jurídica que armó la dictadura hace más de treinta años, y que se usa tanto en la minería como en el agua en Chile, permite que ese derecho se constituya en propiedad privada. Nuestra legislación establece además que la principal herramienta de gestión del agua es el mercado. En Chile se han entregado como 350 mil derechos de agua, tanto superficial como subterránea. Para tener una idea del alcance de la privatización, hoy en día el 82% de los derechos de agua con potencial hidroeléctrico de todos los ríos de Chile, están en manos de ENDESA.

La privatización ha permitido la concentración de la propiedad en grandes empresas: mineras, forestales, agroindustriales e hidroeléctricas; y la sobre explotación del agua: se extrae más agua que la capacidad de recarga que tienen los ecosistemas. En el norte, sobre todo, con la expansión minera, muchas zonas se están quedando sin agua, provocando el desplazamiento de las comunidades.

¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno frente a la escasez de agua?

Es importante mencionar que un tercio de las comunas de Chile en el último año, se han declarado en emergencia agrícola por sequía; otras tantas en emergencia hídrica, que es otra categoría que se establece en Chile, para poder tomar medidas excepcionales para el abastecimiento de agua, tanto para el consumo humano como para las actividades productivas. Sin embargo la Provincia de Copiapó ha declarado por dos años emergencia hídrica, lo que indica que eso ya no es un problema puntual de sequía temporal sino que es un problema estructural.

El gobierno, frente a los efectos de la sobre explotación del agua, pero también a los efectos del cambio climático y de la crisis hídrica, propone como solución bombardear nubes, construir un ducto por el Océano Pacífico para trasladar el agua desde los ríos de la zona centro de Chile hasta el norte, 2000 km de tubería para llevar agua dulce a las zonas mineras, o trasladar grandes bolsas de agua desde la Patagonia arrastradas por embarcaciones hacia el norte de Chile, es decir 3000, 4000 km, como si el agua se moviera sola, como si eso no significara gasto energético.

¿Cuánta agua consume la industria minera?

Un proyecto promedio de mega minería consume un caudal permanente, es decir durante las 24 horas del día y durante todo el año, entre 600 y 1000 litros por segundo, es una cantidad enorme de agua. Estamos hablando sólo del agua para la extracción del mineral. El agua en minería se usa para el proceso de extracción del mineral, pero también como medio de transporte de los desechos y de los concentrados. Como Chile es muy angosto y tiene el Pacífico muy cerca de la cordillera, las empresas lo que hacen es construir mineroductos por donde baja el mineral directo a la costa por tubería, pero eso lo tienen que hacer con algún fluido que les permita trasladar el concentrado y eso es agua, agua que posteriormente se transforma en un nuevo problema de contaminación. La intensidad del uso de agua en la minería tiene que ver con que el agua se inutiliza completamente.

Entonces, cuando se habla de explotación minera ¿estamos hablando de agua?

De agua y de energía. A pesar de que Chile atrae mucha inversión minera, la producción de cobre en los últimos cinco años ha estado estancada, y no es porque no quieran abrir nuevos yacimientos, sino, sobre todo, porque no hay agua ni energía. En este caso, los proyectos hidroeléctricos del sur están pensados para abastecer a la minería. En Chile en este momento el consumo doméstico de electricidad representa el 16%, la minería consume el 37% y se pretende duplicar la capacidad instalada de producción de electricidad para los próximos 10 años. El 70% de toda esa energía se justifica solo con la expansión minera; de aquí al 2020 pretenden invertir en Chile 100 mil millones de dólares en proyectos mineros.

¿Cuál ha sido la reacción de las comunidades frente a esta situación?

La apropiación del agua por parte de las empresas atraviesa todos los conflictos socio-ambientales. A pesar de ello no existe conciencia en Chile de la profundidad del problema, de las consecuencias de la privatización del agua. El análisis de esta situación por parte de las organizaciones locales que vienen enfrentando situaciones de conflicto se fue transformando en la gran demanda de la marcha que se realizó el pasado 22 de abril. Se busca instalar en la agenda política de este año, en un contexto de elecciones presidenciales y parlamentarias, como temas prioritarios, la problemática del agua y los conflictos sociales.

Multitudinaria movilización en Chile por la «recuperación y defensa del agua»
La marcha convocó a más de seis mil personas de ciento veinte organizaciones, hubo gente que caminó durante dos días, 50 Km, lo que demostraba también un proceso de autogestión, de debate político sobre la problemática del agua, y esta voluntad de articulación, que ha sido lo más importante, porque abre muchas expectativas al movimiento socio-ambiental.

¿Cuando el Estado asume el control del agua mejora esta situación?

No necesariamente, de hecho, este ha sido un punto que han puesto en la discusión las organizaciones indígenas, porque una aproximación primaria al tema de resolver la privatización del agua sería la nacionalización, pero las comunidades indígenas dijeron que nacionalizar significa un estado monolítico, permeado por las transnacionales en donde los pueblos indígenas “no tenemos garantizados nuestros derechos”. Por eso el gran lema de este proceso fue la recuperación y defensa del agua en términos de que se elimine cualquier régimen de propiedad, se restablezca la conexión entre la tierra y el agua y se pase a un proceso de gestión en los territorios.

La declaración oficial de la marcha menciona que «Hemos descubierto que en Chile hay agua, pero que la muralla que la separa de nosotros se llama lucro y que se construye con el Código de Aguas, la Constitución, los acuerdos internacionales como el Tratado Binacional Minero, pero fundamentalmente con la imposición de una cultura que ve como normal que el agua que cae del cielo, tenga dueños» y continúa «esta muralla está secando nuestras cuencas, está devastando los ciclos hídricos que han sostenido nuestros valles por siglos, está sembrando la muerte en nuestros territorios y debe ser derrumbada ahora»[3].

La entrevista termina con el convencimiento de que el proceso que se vive actualmente en Chile, que devela la realidad que subyace en la novelería minera, fortalezca en lo profundo de las comunidades el legítimo ejercicio de la resistencia.

[1] http://www.google.com.ec/imgres?imgurl=http://www.federacionminera.cl/portal/wp-content/uploads/2012/04/FOTO-MINA-EL-TENIENTE-CODELCO

[2] http://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/ministro-aleman-ecuador-es-el-jaguar-latinoamericano

[3] http://www.lanacion.cl/marcha-por-el-agua-organizaciones-entregan-carta-a-presidente-pinera/noticias/2013-04-22/150339.html