Brasil

Minera Vale de Brasil acusada de daños ambientales y humanos

20 de abril 2012
Fabíola Ortiz
Movimientos sociales de varios países denuncian a la empresa minera brasileña Vale, la segunda más grande del mundo, por la muerte de 15 trabajadores en accidentes laborales entre 2010 y 2012, y por otros hechos graves, con repercusiones ambientales y sociales.

Las acusaciones están asentadas en la Relatoría de Insostenibilidad de Vale 2012, publicada el miércoles 18 en Río de Janeiro por la Articulación Internacional de los Afectados por Vale, que reúne a 30 movimientos sociales de Argentina, Brasil, Canadá, Chile y Mozambique, algunos de los países donde actúa la empresa.

Según cálculos de las organizaciones sociales, la empresa brasileña, privatizada en 1997, causó en 2010 daños en un área que corresponde a 741,8 kilómetros cuadrados.

La compañía es acusada de emitir ese mismo año 89 millones de toneladas de dióxido de carbono, gas que recalienta la atmósfera, y 6.600 toneladas de material particulado (humo y polvo), lo que representa 29 por ciento más que en 2009.

La emisión de óxido de nitrógeno fue de 110.000 toneladas en 2010, con un aumento de 30 por ciento en relación al año anterior. Y la de óxidos de azufre ascendió a 403.000 toneladas, 25 por ciento a más que en 2009.

Los datos de emisiones están publicados y son reconocidos por Vale en su última Relatoría de Sostenibilidad 2010.

Según dijo a IPS la directora ejecutiva de la organización no gubernamental Justicia Global, Andressa Caldas, este es un documento «sombra» que sigue el mismo molde de la Relatoría de Sostenibilidad preparada por la empresa minera, energética y logística.

«Vale genera un gran impacto y ha violado los derechos humanos no solo en Brasil, sino en otros 37 países donde opera», dijo Caldas.

En su opinión, lo más destacado de la relatoría no gubernamental se refiere al empeoramiento de las condiciones de trabajo.

«Hay casos, como en Canadá, en los que Vale ha cambiado radicalmente la relación con los trabajadores y sindicatos, hecho que llevó a huelgas, las más largas de la historia de Canadá», dijo Caldas.

Las huelgas a las que se refiere se llevaron a cabo durante 11 meses entre los años 2009 y 2010 en Sudbury y Port Colborne, en la provincia de Ontario, sudeste del país, y durante 18 meses en Voisey’s Bay, en la oriental provincia de Terranova y Labrador.

«La reciente crisis mundial fue utilizada como justificativo para reducir sueldos, aumentar jornadas laborales, despidos masivos y cortes de beneficios y de otros derechos adquiridos», sostiene el documento.

En 2012, cuatro trabajadores murieron en explotaciones canadienses de Vale.

La unidad de Sudbury suspendió el 30 de enero la operación en cinco minas tras la muerte de dos trabajadores aplastados por un aluvión de lodo causado por la filtración de agua que inundó el túnel donde trabajaban.

Según el dirigente obrero Myles Sullivan, la investigación conducida por el sindicato United Steelworkers concluyó que Vale había ignorado los problemas de filtración de agua en las minas. El área debió haber sido aislada con antelación.

«Desafortunadamente cuatro trabajadores han muerto, dos de ellos en un mismo accidente. La compañía era consciente de que las condiciones de seguridad no eran suficientes y nada hizo para corregirlas. Estamos presionando al gobierno de Canadá para que denuncie la responsabilidad penal de Vale por estos accidentes», dijo Sullivan en Río de Janeiro.

La relatoría social destaca otro caso de infracción de normas, esta vez ambientales y en Río de Janeiro, de ThyssenKrupp Companhia Siderúrgica do Atlântico (TKCSA), una empresa de riesgo compartido entre Vale y ThyssenKrupp Steel, la mayor productora de acero de Alemania.

La población que vive en las cercanías de la siderúrgica soporta un aumento de 600 por ciento de partículas de hierro suspendidas en el aire, según constató el Ministerio Público (fiscalía) de Río de Janeiro, que ya había denunciado a la empresa y a dos de sus directores por delitos ambientales.

Vale es signataria del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, del Consejo Internacional de Minería y Metales (ICMM, por sus siglas en inglés) y del Índice de Sostenibilidad Empresarial de la Bolsa de Valores de São Paulo, que establecen principios de responsabilidad social y ambiental corporativa.

Sin embargo, en enero de 2011 fue elegida la «peor corporación del mundo» por The Public Eye Awards (Premios Ojo Público), una iniciativa no gubernamental que elige todos los años a la flor y nata de la «vergüenza corporativa mundial» en materia de atropellos ambientales y sociales.

Vale superó inclusive a la japonesa Tepco, operadora de los reactores nucleares de Fukushima, que colapsaron tras el tsunami de marzo de 2011.

Los movimientos de afectados por Vale quieren enviar su relatoría a entidades internacionales de control, como el ICMM y la Global Reporting Initiative, para que presionen a la compañía a modificar sus conductas.

En 2010, Vale obtuvo lucros operativos por 21.700 millones de dólares, y en 2011 estos llegaron a 22.200 millones de dólares.

Vale no aceptó comentar estas denuncias para IPS. Su asesoría de prensa divulgó un comunicado aseverando que «recibe con respeto todas las sugerencias y denuncias referentes a sus operaciones».

«Tenemos conciencia de que la actividad minera provoca impacto y, por esto, trabajamos en asociación con las comunidades y gobiernos para encontrar soluciones que garanticen seguridad a las personas, así como una convivencia harmónica y saludable», dice el texto.

La empresa admitió las muertes ocurridas en Canadá y aseveró que hace «un enorme esfuerzo para evitarlas, adoptando medidas que prioricen la salud y seguridad de los trabajadores».

En su última Relatoría de Sostenibilidad, la empresa reconoció que en 2010 hubo 11 accidentes mortales y aseguró que profundizará su estrategia para «alcanzar la meta de cero fatalidad».