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México: No a la mina, defendamos el agua, la tierra y el futuro de nuestros pueblos

20 de Febrero de 2012
En los cerros de La Paila y Las Cruces, en los municipios mencionados, pretenden extraer oro y plata mediante el dañino proceso llamado “mina a cielo abierto”, que consiste en usar toneladas de explosivos diarios para destruir los cerros…

La instalación de los reactores de la Central Nucleoeléctrica de Laguna Verde en 1990 fue una imposición de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) el gobierno estatal de Gutiérrez Barrios y el federal de Salinas de Gortari en contra de la voluntad de los pobladores del centro de Veracruz y de una movilización antinuclear estatal y nacional.

Reactores de tecnología obsoleta funcionan aún en Laguna Verde, la cual ha callado los muchos incidentes de seguridad que continuamente han amenazado la vida y el futuro de los veracruzanos y de todo México. Ante el incremento de los casos de cáncer y otras enfermedades en la región, se han limitado a negar que su causa sea la planta nuclear, a pesar de que en todo el mundo, siempre la existencia de estas plantas va asociada al incremento del cáncer.

Ahora, la negligencia y la corrupción de la gerencia de la nucleoeléctrica Laguna Verde, de los presidentes municipales de Alto Lucero y de Actopan, del gobernador estatal Javier Duarte y del gobierno federal de Felipe Calderón y la CFE, sumada a la ambición de la empresa minera canadiense GoldGroup Mining– Almaden Minerals, que en Veracruz se presenta bajo los nombres Candymin SA de CV y Minera Cardel, pretenden sumar un nuevo riesgo a la salud, la vida, la seguridad y el futuro de la gente del centro de Veracruz, de todo el estado y de todo México.

En los cerros de La Paila y Las Cruces, en los municipios mencionados, pretenden extraer oro y plata mediante el dañino proceso llamado “mina a cielo abierto”, que consiste en usar toneladas de explosivos diarios para destruir los cerros, triturarlos, generando polvos tóxicos con metales pesados que viajan por el aire tan lejos como éste pueda llevarlos, y luego usar miles de litros de agua, en un día lo que una familia usaría en 20 años, y contaminarla diluyendo en ella cianuro, una sustancia tan venenosa que el equivalente a un grano de arroz mata a una persona, usada por toneladas para bañar con ella la tierra y separar unos gramos de oro por tonelada.

Estos procesos mineros, impulsados en su mayoría por mineras canadienses que hallaron aquí las puertas abiertas por el Tratado de Libre Comercio, han destruido los territorios, los poblados y las vidas de comunidades en el Cerro de San Pedro, en San Luis Potosí, en la mina El Carrizalillo en Guerrero, en la mina Peñasquito en Zacatecas, en la Mina Cuzcatlán, en San José del Progreso Ocotlán Oaxaca, donde recientemente la policía municipal asesinó a Bernardo Méndez Vázquez e hirió gravemente a Abigail Vázquez Sánchez, por defender el agua, de la cual la mina está despojando a sus comunidades.

La penetración de la minería en Veracruz significaría, como lo ha sido en todo el  mundo, la destrucción de montes, tierras, aguas y comunidades, un futuro con tierras inservibles para siempre, más pobreza, y la violencia que las empresas y los gobiernos usan para imponer el despojo y la explotación.

Además, en el caso de la mina “Caballo Blanco” que la empresa canadiense quiere imponer a tres kilómetros de Laguna Verde, implica un alto riesgo de provocar un desastre nuclear, como el ocurrido en meses recientes en Fukushima, Japón. Es decir, la destrucción de muchas comunidades.

Es un proyecto de muerte que deja jugosas ganancias a las empresas y unas migajas y trabajos peligrosos para muy pocos. Por ello, tenemos que detener la minería a cielo abierto en Alto Lucero, Actopan, en todo Veracruz y en todo el país. La tierra no se vende, se ama y se defiende.

La empresa y el gobierno prometen prosperidad y empleo, es el cuento de siempre cuando tienen un proyecto para despojarnos.

por Zapateando para El Zenzontle