Mexico

Los territorios locales asumen las consecuencias negativas de la minería a cielo abierto: REMA

ALEJANDRO ORTEGA NERI
28/97/2020

En Zacatecas se practica la minería a cielo abierto ■ foto: la jornada zacatecas
El pasado 22 de julio, como se viene haciendo desde 2009, se conmemoró el Día Internacional de Acción en Contra de la Minería de Cielo Abierto, el cual tuvo su origen en México en el marco de la lucha contra el proyecto de extracción de oro por tajo impulsado por la Minera San Xavier en las proximidades al Cerro San Pedro, en San Luis Potosí y que hoy, a 11 años se conmemora como un manifestación de forma coordinada de los pueblos del mundo ante la devastación y desposesión provocadas por el extractivismo minero a lo largo y ancho de la tierra.

De acuerdo con la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA), el proyecto Minero de Cerro San Pedro, el cual luego fue abandonado después de su devastación y el desplazamiento, es emblemático porque marcó la ruta del verdadero significado de la devastación de la minería a cielo abierto y que al día de hoy, el país se encuentra plagado de extremo a extremo con aproximadamente mil 500 proyectos mineros operando, sin que se vislumbre un alto, pues el gobierno de la Cuarta Transformación muestra, a decir de la Red, “salvaguarda la continuidad del modelo extractivo minero que ocasiona despojo y desplazamiento forzado, mata la vida y atenta de forma masiva contra los pueblos de México”.

Zacatecas, de acuerdo con el colectivo Geocomunes, es uno de los principales estados de México que sufre “la amenaza neoliberal de los bienes comunes”, pues tan sólo basta observar un mapa de las concesiones a empresa mineras en el estado para entender la situación, ya que en las regiones donde mayor extracción se registras, no ha significado riqueza alguna para la población local.

En Zacatecas, hablar de minería y extracción a cielo abierto, el primer referente son las compañías extranjeras y sobre todo Peñasquito, hoy propiedad de la compañía Newmont, sin embargo, de acuerdo con la cartografía realizada por el colectivo Geocomunes, la compañía que tiene más concesiones en el territorio local es Peñoles, propiedad del millonario mexicano Alberto Bailleres, por lo que no solamente las empresas extranjeras son las que amenazan los bienes comunes, sino también el capital privado mexicano que sigue enriqueciéndose a costa de casos como el Salaverna, en Mazapil, cuyo caso, según el colectivo, representa el único en el país de desplazamiento forzado de una población también provocada por una compañía mexicana, Minera Frisco Tayahua, de Carlos Slim, cuyo proyecto busca volverse también a cielo abierto, como se anunció en 2013.

Zacatecas, según REMA y Geocomunes, es el estado en el país con más minas de tajo a cielo abierto y hay proyectos que se están destinando también a esta modalidad. Por lo que la entidad puede que sea el estado que más plata extraiga en el mundo, pero el costo de tal logro serán los bienes comunes y el medio ambiente, y no beneficios traducidos en derrama económica y en un reparto de la riqueza de sus habitantes.

De acuerdo con el Servicio Geológico Mexicano (SGM) en los últimos años Zacatecas se ha mantenido como uno de los estados que mayor aportación genera al valor total de la extracción minera en México, tal es que en 2017 alcanzó una contribución del 20.7 por ciento, lo que equivale a 76.3 millones de pesos. No obstante, según Sergio Elías Uribe, colaborador del Observatorio de Conflictos Mineros de Zacatecas, esta situación no se refleja en una mejor calidad de vida de la población, sobre todo, aquella que se ubica en las inmediaciones de las operaciones extractivas, sino que por el contrario, lejos de generar progreso y desarrollo, la intensificación del extractivismo minero ha desencadenado múltiples conflictos laborales y ecoterritoriales, querellas que muestran que lo que está en disputa es el trabajo y el territorio.

“En el marco de la actual fase de acumulación –señala Elías Uribe-, Zacatecas sigue siendo, como en tiempos de la Colonia, una entidad con gran potencial, pues ahí se encuentran grandes yacimientos de oro, plata, cobre y zinc, que son de gran importancia para los empresarios mineros. Para abril de 2019, se tenía un registro de 2 mil 671 títulos y 2 millones 381 mil 859.57 hectáreas con actividades mineras, que equivalen al 31.64 por ciento del total del territorio estatal”.

Hasta el momento, hay 12 minas metálicas operando en Zacatecas. Destacan las actividades de Industrias Peñoles y las unidades El Saucito ubicada en Fresnillo, la cual, es considerada la mina más importante en la extracción de plata del país, ya que en 2018 participó con la tercera parte del total nacional y el 7 por ciento a nivel mundial, de acuerdo con el último reporte de la Cámara Minera de México (Camimex). A esta le sigue la Unidad Fresnillo, que ocupó el tercer lugar nacional con 15.1 millones de onzas de plata extraídas. Y en el sexto lugar está La Colorada, establecida en Chalchihuites, perteneciente a la empresa canadiense Pan American Silver, que en el mismo año extrajo 7.6 millones de onzas de plata según se registra en el Panorama Minero de Zacatecas en su edición 2019.

Del mismo, se ubican la Unidad El Coronel localizada entre los municipios de Luis Moya y Ojocaliente, que extrae diariamente 55 mil toneladas de material que contiene oro y plata; las minas Frisco-Tayahua, propiedad de Carlos Slim y Peñasquito que pertenece a la corporación estadounidense Newmont, calificada como la segunda mina más importante de plata y la tercera de oro a nivel nacional. Estas últimas, ubicadas en la región de Mazapil, que junto a la región de Fresnillo albergan las minas más importantes de Zacatecas.

Mientras las grandes beneficiadas de la extracción mineral en Zacatecas han sido las corporaciones mineras, ya sean canadienses, estadounidenses y mexicanas, los territorios locales son los que asumen las consecuencias negativas que genera este modelo extractivo, que han dejado entrever una sobreexplotación laboral, despojo de tierra y agua, devastación ambiental y múltiples conflictos laborales y ecoterritoriales.

Según el colectivo Geocomunes, aunque lo que deja la minería en impuestos es “insignificante” comparando con sus ganancias, en cuestión de impactos la lista es larga, pues deja daños sociales con la criminalización, hostigamiento y persecución de activistas y el desplazamiento forzoso de comunidades; mientras que en el rubro ambiental, hay una radical transformación del paisaje, tala excesiva de vegetación, agotamiento de mantos y manantiales y contaminación con químicos tóxicos por mencionar algunos efectos, que a su vez generan impactos en la salud y en el ámbito cultural, porque se modifican los modos de vida, debido entre otras cosas, a la desaparición del patrimonio y la alteración de la dinámica local.

Los territorios locales asumen las consecuencias negativas de la minería a cielo abierto: REMA