Ecuador

Las playas de Ecuador, el otro blanco de la minería

En algunas playas de Ecuador la arena ya no solo se combina con el mar, sino que también lo hace con retroexcavadoras y volquetas. El país tiene cinco provincias con salida al océano Pacífico: Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, Guayas y El Oro. En todas, menos en Santa Elena y El Oro, se explora o se ha iniciado la minería metálica.

De acuerdo con el mapa catastral de la Agencia de Regulación y Control Minero (Arcom), existen ocho concesiones de extracción metálica en zonas de playa donde se busca principalmente oro, hierro y titanio. De ellas, la que más conflictos y noticias han generado son El Ostional Bloque 1 ─que según el mapa de Arcom extrae sílice─ y El Mirador ─que explota hierro y titanio─, inscritas desde 2002 y 2014, respectivamente. Ambas concesiones mineras se encuentran en el sector Playa Negra de Mompiche, provincia de Esmeraldas, en el norte del país.

Lo que hace atractivas estas playas es su componente metálico, sus arenas ferrosas que hacen referencia a la ilmenita, un sólido rocoso compuesto por hierro y titanio. La mayor o menor concentración de este y otros minerales dependerá de tres factores, de acuerdo con una investigación de 2014 de la Escuela Politécnica Nacional: los ríos que desembocan en la costa, la erosión causada por las olas y el cruce de corrientes sobre antiguas plataformas fluviales.

Tras años de polémica, tanto al Ostional Bloque 1 como a El Mirador les suspendieron sus permisos en 2017. La resolución del Ministerio de Ambiente del Ecuador (MAE) fue diferente para ambos casos: a El Ostional lo suspendió temporalmente “basados en la prohibición de las labores extractivas de recursos en áreas protegidas”; mientras que en El Mirador, sin dejar claros los motivos, “se encuentra en la actualidad, prohibida las actividades de extracción”.  Esa es la versión oficial que le brindó el MAE a Mongabay Latam.

Meses después del cierre de esas operaciones, la comunidad y organizaciones como Acción Ecológica se movilizaron. La fundación presentó una denuncia ante el Ministerio en noviembre pasado y organizó un plantón en Quito. Del otro lado, Santiago Moreno, un operador turístico de la zona, recuerda que en octubre también presentaron “ante el Ministerio de Minas una acción para la caducidad y revocatoria de las concesiones”. El pedido fue aceptado, se reconocieron las firmas, pero para Moreno el proceso legal “avanza muy lento”.

Mongabay Latam le solicitó información al Ministerio de Minería del Ecuador sobre las observaciones que en un inicio se hicieron en el lugar para aceptar la explotación y las que vinieron después para retirarlas, así como también sobre la posibilidad de que estas concesionarias reiniciaran sus actividades. Sin embargo, más de un mes después, no se ha obtenido respuesta por parte de la entidad.

A pesar de que en teoría las suspensiones siguen vigentes, Fabián Herrera, quien tiene su empresa de camiones de carga establecida en Ibarra y es dueño de la concesión minera del proyecto El Mirador, asegura lo contrario: “lo extraño de esto es que hace poco voy a Arcom para que me den un certificado de que estoy suspendido y me dijeron que no estoy suspendido, que puedo seguir trabajando”. Asegura que quedó sorprendido y cree que esto ha sido una “burla” a su negocio. Según dice, no piensa retomarlo hasta que las autoridades le den las garantías necesarias.

Herrera no puede precisar el valor que tuvo que cancelar por su concesión El Mirador, pero asegura que conseguir la licencia ambiental le llevó un año en “burocracia” porque tuvo que “tocar puertas”. Afirma que fueron muchos informes e inspecciones realizados para que ahora decidan por “presiones de un grupo de turistas extranjeros”, suspender la concesión.

Situaciones como la anterior son las que le generan desconfianza a Santiago Moreno sobre las suspensiones declaradas de manera no definitiva: “Sabemos que los concesionarios aún mantienen personal que les ayudan dentro de las instituciones, aunque sea para dilatar el proceso”, resalta el propietario de una iniciativa turística, que divide su tiempo entre Quito y Esmeraldas.

En el centro, como protagonista de estas resoluciones que no terminan de encajar ni de un lado ni del otro, está la problemática ambiental que tomó fuerza en el 2012. En ese año nació la recolección de firmas realizada en Change.org para detener la extracción de hierro y titanio de las dos concesionarias. “Estos proyectos de extracción cuentan con ‘amigos’ en los gobiernos locales y por eso de forma impune pretenden acabar con nuestros recursos naturales”, dice parte del texto titulado Salvemos a Playa Negra ¡NO más extracción de arena!

¿Cuál es el interés en estos metales? De acuerdo con la experiencia de Herrera lo vital es el óxido ferroso, un componente que le otorga dureza al cemento. Adicionalmente, el hierro va dirigido a carros, tubos, postes y maquinarias; mientras que el titanio ya procesado suele utilizarse para implantes dentales, materiales quirúrgicos, material de blindaje, carrocerías ligeras, submarinos, turbinas de aviones y hasta cohetes.

Proyectos rodeados de áreas protegidas y sensibles

Hay otra gran concesión que preocupa en Mompiche. La Gran Nacional Minera Mariscal Sucre C.E.M es una entidad binacional que domina el área. Fue fundada en 2010 por los presidentes Rafael Correa (Ecuador) y Hugo Chávez (Venezuela) y desde el 2011 se encuentra en exploración para la extracción de oro, que es como está declarado en el mapa de Arcom, a pesar de que en su página web se lee que extrae hierro y titanio.

Solo para este proyecto binacional están destinadas 4032 hectáreas distribuidas entre las parroquias San Gregorio, Bolívar y Muisne, limitando al norte y oeste con el Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario Río Muisne. Paradójicamente, esta área protegida es rica en minerales por lo que son grandes los intereses mineros a su alrededor, que a su podrían generar presiones sobre ella, o en ella, como indican algunos expertos.

“La formación de depósitos de arenas ferrosas se suelen dar en áreas protegidas, en zona de manglar, en zonas turísticas”, explica Rosa Eras, analista de la Subsecretaría Zonal del Ministerio de Minería. Por eso no es raro que, además de la mina binacional, en esa misma zona se concentren cuatro concesiones adicionales de minería artesanal y que tres estén en trámite de autorización.

Esa preocupación por la convivencia entre ecosistema y concesiones también se expone en el peritaje desarrollado por la organización Acción Ecológica sobre el impacto de la extracción de arenas ferrosas por parte de las concesiones Ostional Bloque 1 y El Mirador. El documento establece que la actividad minera se encuentra fuera del polígono otorgado por la Arcom y que afecta la protección y regulación de los ecosistemas. Según el estudio, Playa Negra de Mompiche “está en la zona de amortiguamiento de la Reserva Marina Galera-San Francisco” (al norte de las concesiones mineras), por lo que justifican la urgente detención de toda actividad extractiva en el área.

Sobre la situación actual de Playa Negra de Mompiche, el MAE le manifestó a Mongabay Latam que se está analizando la factibilidad de ampliar el Refugio de Vida Silvestre Manglares Estuario Río Muisne sobre la zona afectada por minería, el cual además se ubica al sur de la Reserva Marina Galera-San Francisco. Consideración que se debate desde noviembre pasado y que a opinión de Fabián Herrera, como titular de minería artesanal en el proyecto El Mirador, es solo “una jugarreta para parar las concesiones”.

El ‘boom’ de la arena ferrosa

 

El auge de los negocios enfocados en la arena ferrosa inició sigilosamente en 2008. En ese año, por ejemplo, se intentó explotar hierro, titanio y vanadio en Cojimiés (Manabí). La empresa Fierroinca S. A., creada en 2006 y disuelta en 2013 ─según la Superintendencia de Compañías de Ecuador─, tenía la concesión en sociedad con la compañía australiana South American Iron and Steel Corporation Limited (SAIS). En el 2010 Fierroinca volvió a manifestar su interés en extraer hierro de Ecuador, aunque esta vez aprovechando el dragado de ríos, sobre todo los que llegan a los puertos de Esmeraldas y Guayaquil, ubicados al norte y sur del país.

Desde el 2012 se han presentado quejas sobre la extracción de hierro y titanio en Playa Negra, al norte de Ecuador. Foto: Comuna de Mompiche.

Así como crecieron las ofertas para explotación minera también se sumaron nuevas denuncias: en 2010, habitantes de Puerto Cayo, Manabí, denunciaron extracción irregular en la zona;  en el 2013, una carta publicada en el diario El Comercio alertó sobre el mismo tipo de minería en Don Juan, una playa de la misma provincia. “Volquetas y maquinaria pesada están desde esta semana excavando y transportando arena negra de la playa, perjudicando enormemente el ambiente y los negocios turísticos de la zona”, decía el denunciante anónimo.

Sin embargo, estos proyectos que causaron intranquilidad, incluido el de Cojimíes, desaparecieron ya ni siquiera aparecen en el Mapa Catastral Minero de Arcom. Lo que sí hay en Manabí son dos concesiones de minería artesanal en los cantones Pedernales y Jama que buscan oro al borde de los balnearios. Lo mismo ocurre en la provincia de Esmeraldas, como ya se ha mencionado a lo largo de este artículo, eso sí, en una proporción mucho mayor. Ahí los permisos mineros están en los sectores de La Tola, Tonchigüe y Mompiche.

De estos, el que menos ha prosperado es el de La Tola. La maquinaria se detuvo por falta del recurso esperado. “La concentración de hierro en la magnetita —piedra cristalizada— tiene que ser entre el 85 % al 90 %”, dice Marcia Pinanjota, ingeniera de Minas, quien hizo un diseño de explotación de esta área como tesis de grado. A pesar de que en un inicio La Tola fue explorada por la empresa australiana SAIS, la concesión fue entregada a la Empresa Nacional de Minería, ENAMI EP, entidad creada por decreto ejecutivo del Gobierno en 2010.

Como ya se ha dicho el hierro y el titanio son ‘imanes’ para este tipo de empresas, al ser recursos valiosos que se han dejado ‘reposar’ largo tiempo en Playa Negra. El Banco Mundial señala que la tonelada métrica seca de hierro equivale a 66,1 dólares, es decir, que en seis toneladas habrá un salario básico ecuatoriano. Según el Banco Central del Ecuador (BCE) esto ha representado, entre 2013 y julio de 2017, la entrada de 713,12 millones de dólares al país.

En cuanto al valor del titanio, no hay mucha información. Sin embargo el portal MetalMiner  permite tener una referencia pues calcula que la tonelada de titanio cuesta 56 085.5 en Estados Unidos. Esto significa que es 848 veces más caro que el hierro.

Marcia Pinanjota es consciente del alto costo de minerales como el titanio, pero también de los altos riesgos de explotarlo. Aclara que no se trata solo de sacar la arena y dejar un hoyo en la playa, sino que “el 70 % de todo ese material va a regresar, porque solo se sacan los minerales preciados: hierro y titanio”.

Por su parte, Fernando Félix, biólogo marino y fundador del museo de las Ballenas, explica los efectos nocivos de esta minería en la playa: “más que afectar la composición del suelo, la extracción de arena ocasionará erosión en la línea de costa, poniendo en riesgo infraestructuras como casas, edificios y carreteras que estén cerca de la playa”.

Las consideraciones de Félix van en la misma línea del estudio de la organización Acción Ecológica.

Esta fundación pudo constatar que la extracción afecta a alrededor de 1500 personas que viven en comunidades aledañas, sin contar que la playa es visitada para surfear y para la práctica de otros deportes acuáticos. Se calculó la existencia de 40 locales gastronómicos, 6 bares y 45 alojamientos y, según sus análisis, el comercio turístico se encuentra en crecimiento.

El mar, la pesca y la biodiversidad

 

Pero este no es el único sector que sufriría daños si la minería sobre arenas ferrosas continúa con su expansión. De acuerdo con una investigación del Programa Ambiental de las Naciones Unidas (UNEP) en 2014, se plantea “lo perjudicial para las pescas tradicionales y comerciales ante la destrucción de la fauna de los fondos acuáticos”.

Cuatro años después del informe de la UNEP, los pescadores de la zona experimentaron esa realidad. Wellington Angulo, es uno de ellos y vive a un kilómetro de Playa Negra en Mompiche. Él fue testigo de cómo la maquinaria en la playa ahuyentó a los peces de la zona porque “el mar se volvió bravo” durante la extracción. Mientras el ingreso económico de las mineras crecía, el de los pescadores bajaba.

“La marea entonces empezó a sacar arena de un lado para rellenar en la otra área”, explica Angulo al referirse al intento del mar por equilibrar la cantidad de arena dentro del ecosistema. Aquella anormalidad es descrita por el estudio de la UNEP como uno de los efectos de la minería de arena, considerando que tras la explotación pueden darse cambios en los flujos del agua y corrientes marinas.

La afectación en la marea, aunque no es de lo más tangible en esta sucesión de problemas y reclamos, no es algo que deba ser ignorado. Su cambio se suma a otras consecuencias que Acción Ecológica menciona en su informe, donde deduce que la remoción de arena reduce el hábitat de la tortuga Carey y una variedad de cangrejo negro.

El biólogo marino Fernando Félix concuerda con esto y presenta diferentes ejemplos de especies costeras afectadas por la minería en arena. En primer lugar, dice, está la destrucción del hábitat de los cangrejos que viven dentro de la arena y “procesan la materia orgánica que queda en la superficie, incluyendo la proveniente de basura y animales muertos”. Las aves playeras también se ven perjudicadas pues se reduce su espacio de alimentación. Finalmente, hay riesgo para los nidos de las tortugas marinas que se encuentran en la parte superior, “pues si no hay la pendiente natural no podrán llegar a poner los huevos en la parte alta de la playa”.

De hecho, el MAE le aseguró a Monagabay Latam que “las actividades realizadas por las concesiones mineras sin duda han ocasionado cambios en el ambiente”. Y, aunque insisten en que por eso se han suspendido las operaciones de las mineras en Playa Negra de Mompiche, sus propios informes de inspección, elaborados por técnicos de la Dirección Provincial de Esmeraldas, “no han determinado la anidación de tortugas, por tal razón, no se puede corroborar dicha información”. Lo único que sí se pudo confirmar con estas inspecciones fue el hallazgo de piezas arqueológicas en el sitio.

Aunque se hayan suspendido algunas concesiones para minería en arena y otras estén en la mira de las autoridades ambientales, lo más probable es que cada vez aparezcan más conflictos entre comunidades, medio ambiente e industria extractiva en Ecuador, pues la apuesta del país por diferentes formas de minería es conocida. Por ejemplo, la fecha clave para la minería metálica es 2016, antes de ese año el área de explotación era de 790 000 hectáreas, equivalentes al 3 % del territorio ecuatoriano, después las concesiones se multiplicaron hasta cubrir 3 693 000 hectáreas, lo que se traduce en el 13,19 % de la superficie, según un estudio realizado por el Rainforest Information Centre en enero de 2018.

Los periodos de explotación que contempla la misma Ley de Minería le dan larga vida a esta actividad una vez se otorga la licencia, pues alcanzan un plazo de hasta 25 años con opción de renovación. En el caso de Mompiche los tiempos son extensos, aunque por ahora están en el limbo: 260 meses para el Ostional Bloque 2, 300 meses para la Gran Nacional Minera Mariscal Sucre o hasta 360 meses en el caso de la Ostional Bloque 1. Cada uno de estos proyectos se encuentra en diferentes fases: ya sea en exploración, explotación o suspendida, sin embargo, cuentan con los permisos en regla para extraer, de acuerdo con el ARCOM. Dentro de esos plazos las maquinarias seguirán conquistando la arena y lo más probable es que la playa espere por nuevas exploraciones.

Fuente:https://es.mongabay.com/2018/09/mineria-en-playas-de-ecuador-areas-protegidas/.