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La montaña sagrada que tenía un corazón de oro

El hallazgo de un importante yacimiento en tierras especialmente protegidas de Nueva Zelanda enfrenta a una empresa minera con la comunidad local.

El hallazgo de un importante yacimiento de oro en una antigua mina en tierras protegidas de la Isla Norte de Nueva Zelanda está enfrentando a una empresa minera con la comunidad local, que considera el lugar un monte sagrado, además de una zona recreativa de una exuberante belleza natural. Sin embargo, la empresa cuenta con todos los permisos necesarios y el Gobierno insiste en que la actividad minera no afectará a la montaña.

La semana pasada, New Talisman Gold Mines informó de que había encontrado una gran veta de oro en la garganta de Karangahake, en la península de Coromandel, situada en la costa noroccidental de la Isla Norte, según recoge el diario británico The Guardian. Calculan que alberga 8.500 kilos de oro de la más alta calidad, lo que sitúa al yacimiento, según la empresa, entre el 5% de los mejores depósitos en cuanto a concentración o grado de mineral.

En Nueva Zelanda es legal la extracción de mineral en reservas naturales si el Gobierno, el consejo local y el Ministerio de Conservación conceden un permiso especial. New Talisman logró en 2009 dicho permiso de explotación minera durante 25 años sobre una mina subterránea que ya estuvo operativa durante varios años entre 1892 y 1992. Tras el descubrimiento de oro, la compañía planea comenzar a extraer pequeñas cantidades a principios de 2018, pero la comunidad local se opone al proyecto porque a su juicio amenaza la «paz» y la «armonía» de la zona.

La garganta de Karangahake es un destino popular para turistas y lugareños a una hora y media de Auckland.  Una de las principales quejas es que trabajadores y visitantes tienen que compartir un estrecho camino para ascender a la montaña. New Talisman alega que la prospección traerá beneficios económicos a la comunidad y que sus trabajos solo afectan a una «pequeña» zona de la montaña, 0,4 hectáreas.

«Es una hermosa montaña sagrada para los pueblos indígenas de la zona y un hermoso parque recreativo para turistas y residentes locales, que se oponen activa y pacíficamente al desarrollo de la actividad minera, que convertiría la montaña en una zona industrial», explica la diputada del Partido Verde Catherine Delahunty, que ha dicho a Radio NZ que el proyecto cuenta con la oposición de grupos ecologistas de todo el país.

El grupo Protect Karangahake lleva años oponiéndose a que la mina vuelva a tener actividad y esta semana han redoblado esfuerzos. Con el fin de relentizar las prospecciones, envían a «caminantes muy lentos» para obstruir la carretera y evitar el acceso de vehículos o a decenas de manifestantes a bloquear la vía de acceso.

«Es un área recreativa muy popular y la fuente de agua local. Nuestra cultura y nuestra economía están totalmente interrelacionadas con el ecoturismo y la vida al aire libre que la minería amenaza», ha declarado al diario una portavoz del grupo, Ruby Jane Powell. 

Fuente:https://internacional.elpais.com/internacional/2017/07/18/mundo_global/1500371492_405868.html