Colombia

La Frontino Gold Mines y el verdadero Dorado (I)

Jorge Gómez Gallego*, Medellín, mayo 16 de 2010
Gonzalo Jiménez de Quesada, Sebastián de Belalcázar, Francisco de Orellana, Gonzalo Pizarro, Nicolás de Federmann, Felipe de Utre y Sir Walter Raleigh entre otros, buscaron sin éxito durante el siglo XVI, en los territorios que hoy ocupan Ecuador, Colombia y Venezuela, el fabuloso tesoro de El Dorado. Con el tiempo se concluyó que éste no pasaba de ser una leyenda.
Hoy, casi cinco siglos después y sin correr ninguno de los riesgos de esos ambiciosos conquistadores, unos comisionistas – especuladores, igualmente ambiciosos, están descubriendo y tomando posesión del verdadero Dorado, resultado de la combinación de los altos precios internacionales del metal, que según los más escépticos analistas pueden durar mínimo tres años consecutivos, combinados con la denominada “confianza inversionista” imperante en el país.

Durante 2009, la producción de oro en Colombia se incrementó alrededor de 39% y alcanzó 1,6 millones de onzas mientras que en dólares, las exportaciones se dispararon un 72,5% totalizando U$ 1.537,2 millones. Según Beatriz Uribe, presidente de Mineros S.A. «la reactivación de la actividad ha permitido la llegada de un gran número de compañías junior, empresas que no producen pero colocan el capital de riesgo durante las primeras fases, y de la consecución de recursos en los mercados de capitales internacionales». Según Alianza Valores, actualmente hay exploraciones de oro en cerca de 1,69 millones de hectáreas con más de 1.500 títulos mineros concedidos por el Gobierno desde 2004 y alrededor de 7.700 nuevos títulos a la espera de ser aprobados.

Entre los recién llegados al baile del nuevo Dorado, se destaca la compañía canadiense Medoro Resources, la que adquirió el año pasado la mayor parte de los derechos a explotar oro en el municipio de Marmato (Caldas), en tres operaciones: la toma de posesión de la mina de oro la Echandía, cuyo antiguo propietario, la Colombia Gold recibió como pago por la mina 33 millones de acciones ordinarias de la Medoro, equivalentes al 14% del total, avaluadas U$15,9 millones; la adquisición de los títulos de la zona alta de la montaña a la Colombia Goldfields, también en una transacción de intercambio de acciones y la compra de Mineros Nacionales, a Mineros S.A. (del Grupo Colpatria), por U$ $35’000,000, sobre los que obtuvo una rebaja de U$ 5’000.000 por pronto pago, transacción que le dio el derecho a explotar los yacimientos de la zona baja.

Resaltan dos asuntos en el negocio de Marmato, el primero es que por la bicoca de U$ 30 millones de dólares, se hizo al control de reservas mineras probadas de 7.7 millones de onzas de oro, pues en realidad ese fue el único desembolso real que efectuó. Y la segunda, es que Medoro valía, a diciembre del año pasado U$ 113’571.429 (suma que resulta de la regla de tres simple en la que el 14% de las acciones de la empresa valían U$ 15,9 millones).

En el terreno internacional, la Medoro es propietaria de once (11) títulos mineros en Malí, una paupérrima nación mediterránea del centro de África, con un PIB per cápita cuatro veces menor que el de Colombia, y un territorio similar, pero 60% desértico, y un yacimiento en Venezuela denominado “Lo Increíble”, con reservas de 400.000 onzas.

Su última jugada fue la compra de los activos de la Frontino Gold Mines ELO (En Liquidación Obligatoria), empresa minera ubicada en el municipio antioqueño de Segovia, que durante 155 años ha producido 4.5 millones de onzas de oro, posee un título minero a perpetuidad (uno de los cuatro que existen con esa característica), tiene reservas de por lo menos 5 millones de onzas, produce 55.000 onzas al año y con una inversión relativamente pequeña puede subir rápidamente esa producción a 250.000 onzas/año. El precio pactado fue de U$ 200 millones, de los cuáles ha desembolsado U$ 7.5 (el 3.75%), y tiene el compromiso de buscar en cuatro meses, unos socios inversionistas en la Bolsa de Toronto, que aporten los restantes U$ 192.5, sobre la base de una promesa de extraordinarias utilidades.

Aquí, esta empresa especuladora – comisionista, cuyas acciones valen U$ 113 millones, compra por U$ 7.5 millones el derecho a comercializar por U$ 200 millones unos activos que rápidamente pueden producir caja por U$ 300 millones y utilidades de U$ 180 millones/año.

Sumados los dos negocios, Medoro compró reservas de 12 millones de onzas de oro, que a precio de hoy pueden valer U$ 8.400 millones, por U$ 37.5 millones, el verdadero Dorado. Y eso sin zancudos, caimanes, serpientes venenosas, pantanos o páramos mortificándolos, como sucedió a los conquistadores que hace cinco siglos buscaron la leyenda.

Medoro puede valorizar sus acciones mediante estos movimientos especulativos, o ser socio de alguna gran minera o de un gran inversionista en el saqueo de nuestros recursos auríferos, cualquiera de las dos alternativas es extraordinariamente rentable para ellos y sus socios, pero ruinoso para el país que seguirá viendo como se saquean nuestros recursos naturales.

Aquí se probó que El Dorado, si existe, y que no es otra cosa que la obsesión neoliberal por vender todo al precio que sea, con tal de profundizar un modelo económico que quiebra la producción nacional, y por eso destruye el ahorro nacional, el cual reemplaza con inversión extranjera, generando divisas mediante la extracción materias primas, enriqueciendo a los especuladores y a los monopolios extranjeros.

*Diputado Asamblea Departamental de Antioquia POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO.