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HUMEDALES EN BOLIVIA: ECOSISTEMAS AMENAZADOS POR LA MINERÍA, LA CONTAMINACIÓN Y LA SEQUÍA

En el mundo existen 2250 humedales de importancia internacional o “sitios Ramsar”, que implica que están protegidos por los beneficios que le brindan al país y al mundo. Bolivia es el país que alberga la mayor cantidad de estos sitios, sin embargo algunos de ellos han desaparecido y otros están en peligro.
La sequía y la contaminación en el lago Titicaca son la mayor preocupación de los pobladores de San Pedro de Tiquina, municipio ubicado en el departamento de La Paz. Los comuneros aseguran que las aguas del Lago Menor del Titicaca o Lago Wiñay Marka retrocedieron al menos 20 metros en la comunidad de Santiago de Ojje provocando la pérdida del 60 % de sus cultivos de papa y haba al no contar con esa agua para el riego.

“En el lago Mayor no se nota porque solo dos metros ha bajado esta temporada. En nuestra comunidad es donde se ve porque nuestras chacras quedaron lejos del agua”, afirma Víctor Jiménez Segales, miembro de la central Agraria de San Pedro de Tiquina.

Pero esto es apenas una muestra de lo que ocurre con este tipo de ecosistemas. La agricultura extensiva, la contaminación, el sobrepastoreo y el cambio climático amenazan a los humedales de importancia internacional de Bolivia, así como también la actividad minera y forestal, la sobreexplotación de recursos hídricos, la introducción de especies exóticas e invasoras y el turismo no regulado.
El caso más grave es la desaparición del cuerpo de agua del lago Poopó, impactado por la sequía y la actividad minera. En la cuenca endorreica también están Los Lípez compuesto por más de 30 lagunas como la Colorada. Estos humedales están impactados por la sequía, según el gobierno, y en las tierras bajas por el pastoreo y la falta de planificación, reconoce la viceministra de Medio Ambiente, Cinthia Silva, quien afirma que ya está en marcha la Estrategia de los Humedales que buscar revertir la situación.

En el mundo existen 2250 Humedales de Importancia Internacional o “sitios Ramsar”, que están protegidos por los beneficios que brindan al país y al mundo. Bolivia es el primer país en el mundo con mayor cantidad de sitios Ramsar. Los humedales de interés internacional bolivianos son 11 y ocupan una extensión de más de 14 millones de hectáreas: Los Lípez, Lago Titicaca (Sector Boliviano), Cuenca de Tajzara, Bañados del Izozog y el río Parapetí, Palmar de las Islas y las Salinas de San José, Pantanal Boliviano, Laguna Concepción, Lagos Poopó y Uru Uru, Río Blanco, Río Matos y Río Yata.

“Los humedales son esenciales para ofrecer servicios ecosistémicos relacionados con el agua, como son el suministro de agua potable para el consumo, agua para la agricultura, agua de refrigeración para el sector energético y regulación del caudal de agua (por ejemplo, regulación de crecidas). Junto con el papel que desempeñan en el control de la erosión y el transporte de sedimentos, los humedales también contribuyen a la formación de tierras y, por lo tanto, a la resiliencia ante tormentas. Dan, además, una amplia variedad de servicios que dependen del agua, como la producción agrícola, la pesca y el turismo”, según la Convención de Ramsar.

A pesar de su importancia, en el mundo se ha perdido el 60 % de los humedales. Los tomadores de decisión aún no han intervenido como se debe, señala un mensaje de la Convención que este año que ha elegido como tema para el Día Mundial de los Humedales 2017: “Humedales para la reducción del riesgo de desastres”.
Los humedales son áreas naturales valiosas que suministran agua potable y suelos fértiles para la agricultura familiar. Además son reguladores de los regímenes hidrológicos, estabilizadores del clima local, ayudan a recargar los acuíferos y a purificar el agua, son sumideros de carbono (mitigación del cambio climático) y albergan a especies migratorias.

Sequía, minería y contaminación afectan a humedales del altiplano

El lago Poopó se secó. Esta noticia dio la vuelta al mundo en 2016. “El mini satélite de la ESA Proba-V, encargado de monitorizar la superficie de la Tierra diariamente, ha podido registrar la desaparición del segundo lago más extenso de Bolivia. Se ha confirmado la evaporación completa del lago Poopó”, así informaba la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) el 9 de febrero de 2016.
Según la ESA son varias las causas de este desastre ambiental, entre ellas: la extracción del agua del lago para la minería y la agricultura, la constante sequía provocada por el calentamiento del océano Pacífico a causa de El Niño y el cambio climático. Además, la naturaleza superficial del lago Poopó, una profundidad media de solo tres metros y el entorno árido montañoso, lo hacían frágil a las oscilaciones del clima.

El biólogo Enrique Richard, quien realizó varias incursiones a la zona afectada en 2016, le explicó a Mongabay Latam que el lago tiene características fluviales, es decir, depende de las aguas que provienen de los ríos —principalmente del río Desaguadero— las cuales en los últimos años fueron desviándose para las actividades mineras, lo que a su vez impidió que el Poopó recibiera el caudal necesario para colmar toda su superficie de 3000 kilómetros cuadrados. Si a esto se suma la escasa profundidad del lago y la gran altitud propia de su ubicación geográfica, el resultado era previsible: terminó secándose.

Según el Ministerio de Medio Ambiente, la disponibilidad de agua para el Lago Poopó depende directamente de la regulación hídrica del Sistema Titicaca, Desaguadero, Poopó y Salares (TDPS), el cual se implementó en la década de los noventa y no se ha actualizado a la fecha. Es decir, no se ha considerado una nueva realidad de escasez, de incremento de temperatura y la modificación del ciclo hidrológico en la zona. Además, al tratarse de un recurso hídrico binacional requiere de la atención tanto de Bolivia como Perú.

El lago Poopó y el Uru Uru fueron declarados sitio Ramsar en 1992. La ficha de descripción señala: “La salinidad, la baja profundidad, las condiciones climáticas correspondientes a este piso altitudinal típicamente puneño y sus características bióticas hacen del humedal un lugar estratégico para la conservación de numerosas especies. Constituye uno de los principales cuerpos de agua donde se reproduce el flamenco chileno (Phoenicopterus chilensis) y el flamenco andino (Phoenicoparrusandinus); hábitat importante para anátidos, aves playeras y migratorias. Adaptados a este medio, viven dos de las etnias más antiguas del Continente Sur Americano, los Uru Muratos y Chipayas”.
La cuenca del Lago Poopó presentaba alta diversidad biológica, especialmente en lo que refiere a las aves y se considera como parte de centros de endemismo en especies de flora y fauna. Al secarse, explicó Richard, se perdió una gran biodiversidad, especialmente la segunda población más importante de Rollandia microptera (más conocido como el “zambullidor”), especie endémica de la cuenca Titicaca – Poopó. “El lago seco permitió además el ingreso de cazadores furtivos que diezmaron poblaciones de vicuñas y flamencos”, remarcó el investigador.

A este humedal y área protegida, le afecta también la contaminación proveniente de la actividad minera, como se describe en su ficha de Ramsar: “Desde su formación en 1995, el lago Uru Uru ha recibido aguas contaminadas provenientes del río Sora Sora, las cuales se originan en el río Huanuni, que a su vez es afectado por la actividad minera de la Mina Huanuni, el más importante yacimiento de estaño de Bolivia. Existe contaminación orgánica y bacteriológica por las aguas residuales y desechos urbanos provenientes de la ciudad de Oruro en el lago Uru Uru”.

Otros aspectos adversos que afectan las características ecológicas del humedal son “la caza indiscriminada de vicuñas, flamencos y otras aves acuáticas, así como la extracción de la tola (planta nativa), en cantidades excesivas para su uso como combustible”.
A la fecha la situación no ha cambiado, más empeoró en las última década con el desvió de las aguas del río Desaguadero para actividades mineras y agrícolas. La viceministra de Medio Ambiente, Cinthia Silva, aseveró que el gobierno ya inició un trabajo de manera integral para manejar toda la cuenca Endorreica que incluye al lago Titicaca y al río Desaguadero. “Se tiene que encarar de manera integral el problema para resolver el trasvase del río Desaguadero, ver los escenarios de cambio climático, el incremento de la sequía, reordenar los usos del agua y encarar la situación del sector pesquero. Estamos uniendo esfuerzos en el ministerio para volverlos en estrategias, en este caso para los humedales”, explicó aseveró a Mongabay Latam la viceministra de Medio Ambiente.

La autoridad mencionó también que la Gobernación de Oruro, departamento donde está el lago Poopó, reportó que el espejo de agua se está recuperando debido a las lluvias registradas en la zona. A esto Richard señala que ese cuerpo de agua no depende de las precipitaciones sino de la recepción de aguas de sus afluentes, el 80 % proviene del Desaguadero; por tanto, mientras no se draguen los sedimentos y no se reencaucen sus aguas hacia el lago hasta recibir un caudal de al menos 20 metros cúbicos por segundo se volverá a secar en un par de meses.

Sobre las más de 300 empresas y cooperativas mineras que el investigador menciona operan en la zona sin autorización y usando agua del río Desaguadero, la viceministra Silva aclaró que esa contaminación no la están provocando “las mineras que operan en la zona legalmente porque cumplen con las normas establecidas”. Lo que pasa es, dice, que con el boom del precio del oro se generó un desorden que rebasó la capacidad de control del gobierno. “No es que desde el ámbito ambiental somos permisivos y no estamos controlando. El tema (de las operaciones mineras sin autorización) es muy complejo de encarar, pero estamos trabajando primero en conocer cuántas son y dónde están, para luego, encarar una estrategia que permita su regulación”, explicó.
En la cuenca endorreica, también se encuentra el humedal del lago Titicaca que cumple un papel regulador del microclima local, que favorece los procesos de producción porque reduce el riesgo de heladas y aumenta relativamente las lluvias. “Es un elemento regulador fundamental de la dinámica hídrica local. Productos del lago, como la pesca y forraje para ganado son básicos en la economía de la población ribereña”, describe el documento que lo acredita como sitio Ramsar desde 1998.
Este lago se destacaba por la presencia de especies de peces endémicos como el humanto (Orestias cuvieri) y la boga (Orestias pentlandii) hoy considerados extintos. Otras especies que aún persisten son el ispi (Orestias mooni) y el mauri (Trichomycterus dispar), aunque también están amenazados por la introducción de especies foráneas como la trucha y el pejerrey, explica el biólogo Richard.

Todo este ecosistema está amenazado por la contaminación y la sequía. El lago Menor es el más afectado por la contaminación concentrada en la bahía de Cohana (en territorio del municipio de Puerto Pérez), la zona está sedimentada de los desechos que son arrastrados desde la ciudad de El Alto y otros municipios como Viacha, Laja, Pucarani y Puerto Pérez a través de los ríos Pallina y Katari. Varias instituciones que investigaron el problema en la zona explicaron que eso genera una sobrepoblación de algas verdes que luego se van al fondo y se pudren eliminando un sustrato tóxico que es liberado al removerse naturalmente esa materia. Eso volvió tóxico el agua del lago y provocó la muerte peces y la migración aguas más adentro. En marzo de 2015, pobladores de las islas Quehuaya y Pata Patani hallaron cientos de peces, ranas y aves muertas. Lo preocupante, según el biólogo e investigador Arturo Muñoz es que esto volverá a suceder si no se toman acciones para limpiar la zona.
Para los pobladores de San Pedro de Tiquina lo más preocupante es la sequía. Valentín Llanque Iraloque, de la comunidad Camacachi del municipio San Pedro de Tiquina, le dijo a Mongabay Latam que esperan que con las lluvias de febrero suba al menos un metro el agua del lago Titicaca porque saben que “este año, por la sequía, poco va a llover”. Los pobladores temen que este fenómeno afecte a los cultivos que tienen en las orillas del lago.

Llanque nos contó que lo que abunda ahora son los peces de criaderos particularmente la trucha y ya no les va bien en la pesca. “En una semana 16 pescados he sacado. Antes en un día sacaba entre 200 a 300. Claro que siempre es factor de suerte”, asegura el comunero.
Antonio Sáenz Rodríguez, secretario general de la Comunidad Amacari de San Pedro de Tiquina, corrobora la situación de la reducción del nivel del agua. “Es como si fuera un campo sin riego. Y el año pasado hemos perdido por lo menos el 60 % de nuestros cultivos de papa, habas, maíz, arveja y cebolla”, sostuvo.

En otras regiones del lago Menor, como la comunidad Santiago de Ojje, señalan que el agua del lago bajó por lo menos 20 metros. Víctor Jiménez Segales, miembro de la central Agraria de San Pedro de Tiquina, le dijo a Mongabay Latam que eso hizo secar a la totora, por eso el ganado de la región no cuenta con esa planta acuática para alimentarse. En ese periodo seco también tuvieron muy poca producción de papa. “Casi lo mismo que hemos sembrado de semilla hemos recuperado de la papa y la haba, porque no tenemos riego”, afirmó.

Para encarar estos problemas en noviembre pasado los presidentes de Bolivia y Perú, países que comparten el Titicaca, firmaron un acuerdo y aprobaron los lineamientos y acciones para la recuperación ambiental del lago y de su diversidad biológica. Para ello se aprobó un proyecto del Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF) destinado a atender la problemática del sistema Titicaca-Desaguadero-Poopó. Este proyecto incluye la elaboración de un plan de conservación de especies emblemáticas como la rana gigante y el zambullidor. Y para encarar el tema de contaminación, la construcción de una planta de tratamiento de aguas residuales, de residuos sólidos y vertientes que son contaminantes.
El primer humedal reconocido internacionalmente

El primer sitio Ramsar boliviano fue la laguna Colorada, ubicada en el departamento de Potosí. En 2009, Bolivia sumó a este sistema un nuevo espacio de protección que lleva el nombre de Sitio Los Lípez. Esta decisión surgió como una necesidad, porque el desarrollo intensivo en la laguna y la construcción de infraestructura turística en lugares poco adecuados y próximos a los cuerpos de agua, originó cierta contaminación por no contar con sistemas adecuados de evacuación de aguas servidas. Este espacio natural recibe alrededor de 120 000 turistas al año.

El Sitio Los Lípez es un complejo de lagunas endorreicas permanentes, salinas, hipersalinas y alcalinas, con abundante presencia de tres especies de flamencos y otras aves acuáticas residentes y migratorias boreales, sitios prioritarios de nidificación regular de flamencos altoandinos Phoenicoparrus james y P. andinus, con presencia de algunas especies casi amenazadas como la gallareta cornuda (Fulica cornuta). En este sitio, situado en un paisaje esencialmente volcánico en una zona semidesértica y vulnerable al cambio climático, existen además humedales geotérmicos subterráneos interconectados.

En el caso de la Laguna Colorada, que forma parte de la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Abaroa, la principal amenaza es la sequía. Cada año se reporta la disminución del espejo de agua de un ecosistema único que alberga a más de 30 000 flamencos. Su superficie abarca 54 kilómetros y tiene una profundidad promedio que oscila entre los 35 y 80 centímetros.

Fuente:https://es.mongabay.com/2017/02/humedales-bolivia-ecosistemas-amenazados-la-mineria-la-contaminacion-la-sequia/