Colombia

Estas montañas son nuestro único hogar

Paramos la destrucción de los páramos
Joaquín Molano Barrero. Universidad Nacional de Colombia
Presidente Censat Agua Viva – Amigos de la Tierra Colombia
Bucaramanga, marzo del 2011.
Por la defensa del Macizo de Santurbán y los páramos de Colombia
No puede haber licencia para matar plantas, animales y seres humanos
No sobra advertir acerca de la importancia de los páramos para el mundo, en particular para Colombia. Surgieron hace más de 5 millones de años. Se han cubierto de vida y de casquetes glaciares en numerosos momentos de su existencia. Poseen complejos lagunares y humedales donde se originan los principales ríos del país. En su composición vegetal, están presentes especies de todo el mundo. Además, poseen vida propia, exclusiva de las altas montañas andinas, adaptada al frío, las heladas, la alta insolación, los fuertes vientos y suelos encharcables. Los páramos son únicos en el mundo y cerca del 60% de ellos está en Colombia. Es reconocida su belleza escénica y los numerosos tesoros naturales, culturales y sociales que poseen.

Nuestros ancestros consideraron sagrados los páramos. Ellos entendían que estaban habitados por seres tutelares que protegían a las gentes y mantenían la armonía entre la tierra y el cosmos. Mientras tanto, los extraños han desacralizado las montañas. Con ello han esclavizado a sus gentes y han destruido la riqueza y la belleza de sus lugares. Una historia repetida que hoy reconocemos con la explotación aurífera que pretende realizar la empresa Greystar en el Macizo de Santurbán.

El tipo de explotación que quiere imponer esa empresa no tiene ninguna consideración con la vida de los páramos, las selvas, los seres humanos y el ambiente en general. El proceso de explotación es absolutamente inviable. La mezcla explosiva de cianuro, arsénico, mercurio y anfo dejaría suelos destrozados, páramos desnudos, gente enferma, aguas envenenadas… Una situación tan grave, que niega todo ordenamiento institucional y territorial. La destrucción de los nichos y hábitats de la flora y la fauna anuncia un gran ecocidio en el Macizo de Santurbán. Habrá migración de especies locales y pérdida de variedades de cultígenos que son la base de la seguridad alimentaria en la región y una grave disminución de la biodiversidad altoandina.

El impacto ambiental no es menos delicado. Se contaminarán las aguas que surten los acueductos de pueblos y ciudades donde habitan cerca de 2 millones 500 mil personas; habrá contaminación por venenos letales, que se extenderá a otros ríos como el Magdalena y al enorme complejo cienaguero de la región Caribe, afectando su enorme productividad acuática. A su vez, los depósitos de lixiviados contaminarán las aguas subterráneas, lo que significa que de los nacederos en las vertientes también se beberá el veneno aportado por Greystar. Se provocará la intoxicación de los suelos, lo que matará millones de micro y meso organismos propios de las altas montañas, y ellos también se expondrán a la erosión y al lavado, de manera que habrá inundaciones de las zonas bajas. Las explosiones contaminarán la atmósfera con materiales particulados y eso generará impactos en las condiciones locales del tiempo.

Socialmente, los efectos son perversos. Efectos que no contempla ninguna licencia ambiental. En cuanto a la salud, son previsibles las enfermedades por intoxicación, las afectaciones del sistema nervioso, enfermedades respiratorias y enfermedades terminales por envenenamiento. Ante la miseria imperante y la pérdida de seguridad alimentaria, se anuncia más dramático el deterioro de la calidad de vida. La presencia de la multinacional tiene múltiples impactos sobre las comunidades, la desarticulación de sus formas de organización, la destrucción de los fundamentos de cultura popular, la transformación de pueblos y veredas, el incremento de la violencia y el auge de la prostitución y la militarización de la región. Una fuerte descomposición social.

Partamos del hecho de que, por Ley, la minería está excluida de los páramos. La minera canadiense trata por todos los medios de conseguir la licencia ambiental para iniciar la explotación. Está dispuesta a sobornar a quien pueda. Realiza propaganda para justificar su accionar devastador. Trata de ganarse a las poblaciones locales, cooptando a autoridades y ofreciendo futuros empleos. El pueblo santandereano, acompañado de múltiples expresiones de solidaridad y apoyo del pueblo colombiano, se ha levantado contra la agresión del proyecto minero. Está vigilante para que se cumpla la ley, para que no haya una traición con algún esguince ambiental o seudo-científico por parte del gobierno. Pero también está decidida a defender la vida, la belleza y el destino de los páramos y de las sociedades andinas vinculadas esencialmente con ellos.

Loa páramos son una herencia que recibimos de la naturaleza, de nuestros antiguos padres, de los seres tutelares de las montañas, de la humanidad andina y de todos los que luchan y padecen por causa de las retroexcavadoras del desarrollo económico inhumano. Más que defender el ambiente en su concepción oficial, se trata de respetar la voluntad de millones de colombianos que han entendido que la minería propuesta es insostenible por ser hija de un desarrollo montado en la injusticia.

Paramos… porque le han decretado la muerte a los Páramos.
Paramos… porque el proyecto minero en Angosturas en inviable.
Mientras de destrucción y humillación se trate, no hay nada que conceder ni conciliar.
Paramos… porque la gran minería adelanta la muerte de los páramos.
Paramos… porque los páramos son estratégicos para la supervivencia del país. ¿Permitiremos sus destrucción… que es la nuestra?
¿Permitiremos?……. ¡NO!………. Paramos
Por el agua de los páramos que alimenta al país…Paramos.
Paramos para que vivan los páramos y su descendencia paramuna.
Paramos el crimen que todo Vancouver también rechaza.
La solidaridad siempre alimenta una esperanza. ¡Adelante!!!