Perú

Espinar, el rito violento

Mayo 2012
Municipio alimentó el radicalismo que lo desbordó.

El conflicto que sacude violentamente Espinar es recurrente en los últimos 20 años conjugando, en un rito trágico, un liderazgo social que apela a la violencia con facilidad, alcaldes que encienden protestas que se les van de las manos, una empresa con problemas de relacionamiento con la comunidad y un Estado con escaso poder de regulación. Analizar los trágicos sucesos en esa provincia cusqueña dividiendo a sus protagonistas entre buenos y malos es un ejercicio inútil que impedirá extraer lecciones de los sucesos hasta el siguiente nuevo ciclo violento.

La Municipalidad Provincial de Espinar buscó en los últimos meses liderar las demandas contra la empresa Xstrata Tintaya, con lo cual alimentó el radicalismo del Frente de Defensa Ambiental. Además exhibió algunas demandas desmesuradas, como el incremento de 3% a 30% del aporte voluntario de la empresa, y la acusó de contaminación basada en un documento del Ministerio de Salud. No obstante, el municipio exhibe un bajo nivel de ejecución; el 2011 solo gastó el 33% de los recursos recibidos. Del mismo modo, el informe de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa), en base al cual se hicieron cargos a la empresa, no especifica directamente si Xstrata Tintaya incurrió en contaminación ambiental, en una zona donde también opera la minería ilegal.

El aporte voluntario de Tintaya es una referencia de responsabilidad social y ha permitido en los últimos años construir el Hospital de Espinar, una planta de lácteos, otra de fibra de alpaca y un Centro de Recursos Educativos. Si bien el aporte puede elevarse, debe ser resultado de una negociación a la que en un primer momento se opuso la empresa y luego el radicalismo del Frente de Defensa Ambiental, que propone acabar con toda actividad minera, lo que ha desbordado la autoridad del municipio. El alcalde de esa provincia ha perdido predicamento ante la población y el jueves pasado fue sobrepasado y agredido físicamente por los radicales.

El año 2005 las protestas en Espinar, en ese momento contra la empresa BHP Billiton Tintaya, tuvo un desenlace no deseado. La violencia acabó en el cierre de actividades y en la venta de los activos, por lo que se perdió una oportunidad para el acuerdo y el desarrollo. El conflicto de Espinar, en esta fase, tiene salidas, las que pasan por reducir los arrestos radicales y garantizar por parte de la empresa una voluntad de diálogo. El gobierno puede impulsar un nuevo estudio técnico sobre los efectos ambientales de la actividad minera, como lo ha sugerido la Defensoría del Pueblo en el Cusco. Del mismo modo, ante la posibilidad de cambios en el Convenio Marco, este debe incluir al Estado central como garante y gestor porque hasta ahora solo es un acuerdo entre la empresa, las comunidades y los alcaldes involucrados.

En los sucesos de Espinar hay responsabilidades que no pueden ser eludidas. El 20 de abril se tomaron acuerdos entre los representantes del Ejecutivo y las organizaciones de Espinar que concordaban en que la propuesta de incrementar de 3% al 30% el aporte de la empresa era inviable. En aquella oportunidad se convino en que el pedido de indemnización por los daños ocasionados por la actividad minera debía sustentarse en informes técnicos. No obstante, el municipio se negó a suspender el paro programado para el 21 de mayo. Las consecuencias están a la vista.