Del 29 al 31 de agosto, gran canti- dad de organizaciones de dere- chos humanos y pertenecientes al Movimiento de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER) fueron citados en un lugar emblemático de estas luchas: Olintla, enclavado en la sierra to- tonaca de Puebla, donde los pobladores echaron fuera a Grupo México, empresa que planea construir ahí una presa hidro- eléctrica para entrarle al negocio de la generación de energía eléctrica y abastecer de agua a sus proyectos mineros. Acuden organizaciones de varios esta- dos y países como Guatemala, Colombia, Brasil y Chile, así como esta Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH Huasteca- Totonacapan), a fin de consolidar la defensa de los ríos y los territorios en América Latina ante el embate de las empresas mineras, especialmente canadienses, y Grupo México –que pertene- ce a uno de los más ricos de México: Germán Larrea.
Fue esta empresa, coludida con el gobierno federal, la que se opuso al rescate de 65 mineros en Pasta de Conchos, Coahuila en 2006, hasta la fecha bajo los escombros sin que ningún gobierno haga nada y sin que la empresa reciba castigo alguno. “Grupo México pudre todo lo que toca, y es un asesino serial”, advierten las familias coahuilenses.
En efecto, un tema obligado es el desastre ecológi- co que esta empresa ha ocasionado en todo lugar donde se instala, generando cuantiosos daños ecológi- cos y pérdida de vidas humanas, afectando toda activi- dad socioeconómica circundante. Destaca el caso más reciente en los ríos de Sonora, donde miles de vacas se han contaminado con el agua y donde las clases en las escuelas han sido suspendidas.
Esto mismo ha sucedido en muchos lugares del país, y sucederá en el Totonacapan si la gente se deja, ha explicado el especialista Héctor Colío en múltiples ocasiones. El proyecto hidroeléctrico en el río Ajajalpan viene acompañado de proyectos mineros que contami- narán toda la cuenca del río Tecolutla, donde desemboca este afluente, irrigando los municipios veracruza- nos de Filomeno Mata, Mecatlán, Coyutla, Espinal, Papantla y Gutiérrez Zamora. Miles de campesinos, así como gran diversidad de flora y fauna se alimentan de ese río que Grupo México convertiría en otro río de muerte, como el río Lerma, el Pánuco o el Coatzacolacos, entre otros ejemplos, los cuales han quedado inservibles. En estas condiciones el campesino se ve obligado a abandonar el campo.
Por su parte, Óscar Espino, coordinador de la RUDH, afirma que en dichos municipios veracruzanos, río abajo, se sigue construyendo la red de la presa hidroeléctrica; eso significa que planean regresar con las leyes de la reforma energética en la mano, para despojar al campesino de sus tierras aunque no las quiera vender, y así imponer la hidroeléctrica y su minería.