Criminalización de la protesta, Mexico

El millonario contra los ejidatarios

Por: Rubén Martín
05/05/2021
Por favor recordemos sus nombres: José de Jesús Robledo Cruz y María de Jesús Gómez Vega. Este integrante del ejido El Bajío, Sonora, y su esposa fueron encontrados muertos el viernes 30 de abril y se suman a la larga lista de campesinos, ejidatarios, indígenas y defensores del territorio que han fallecido en conflictos en contra de empresas mineras emplazadas en México.

Privados ilegalmente de la libertad, José de Jesús Robledo Cruz y María de Jesús Gómez Vega pertenecían al ejido El Bajío, ubicado entre los municipios de Puerto Peñasco y Caborca, en Sonora, y cuyos ejidatarios tienen un conflicto con el millonario Alberto Bailleres, quien decidió instalar una mina justo en las tierras de estos campesinos.

Alberto Bailleres, según la revista Forbes, posee una fortuna de seis mil 400 millones de dólares, lo que lo convierte en el cuarto hombre más rico de México. Es dueño de la cadena de tiendas Palacio de Hierro, socio de Femsa y dueño del conglomerado minero Peñoles, principal productor de plata en el mundo y uno de los principales productores de plomo y oro en el país. Sin duda, un hombre poderoso.

Gracias a este poder económico y a sus relaciones políticas ha conseguido muchas concesiones mineras que le han dejado negocios muy redituables.

Pero también un largo historial de conflictos agrarios y políticos, muchos de los cuales se han saldado con amenazas, agresiones, hasta desapariciones y asesinatos como los que han ocurrido en el ejido El Bajío.

Una mina de Peñoles, de nombre Penmont, empezó la ocupación ilegal de tierras ejidales en 1996 al solicitar permiso para explorar una parte del ejido, el cual le fue otorgado, “pero también inició ilegalmente la construcción de la mina Dipolos y una extensión de La Herradura, con las cuales los ejidatarios perdieron el acceso a todo su territorio”, de acuerdo al historial del conflicto que los ejidatarios difunden en su página de internet (https://ejidoelbajio.mx/). La importancia de estas tierras para la empresa de Bailleres se debe a que la mina La Herradura es una de las minas de oro a cielo abierto más grandes de México, “que produce 57.4 por ciento del oro total de la compañía, generando 30.6 por ciento de sus ingresos”.

La empresa minera del millonario Bailleres llevó a cabo contratos individuales con ejidatarios que no fueron autorizados por la asamblea ejidal, por lo cual eran ilegales.

En 2009 un grupo de ejidatarios decidió interponer un juicio agrario contra Penmont. En 2013 un grupo de 67 ejidatarios interpusieron 67 juicios agrarios a la minera, obteniendo sentencias favorables de parte del magistrado Manuel Loya Valverde, que ordenó a la minera desocupar y entregar las tierras, devolver a los ejidatarios el oro extraído por la minera, además de indemnizar a los ejidatarios por el uso de sus tierras. Aunque los ejidatarios apenas pudieron regresar a sus tierras, el resto de la sentencia no se ha cumplido tal como ordenaron los tribunales agrarios.

Pero justo a partir de esta sentencia se desataron varios hechos violentos contra los ejidatarios: desaparición forzada, privación ilegal de la libertad, amedrentamientos, quema de vehículos, siembra de armas y órdenes de aprehensión. La violencia contra los ejidatarios coincidió con la llegada al ejido de Rafael Pavlovich Durazo, tío de la gobernadora Claudia Pavlovich, quien pretendía adueñarse de más de mil 800 hectáreas.

El presidente del ejido El Bajío, Jesús Thomas, dijo en entrevista para Radio UdeG que a pesar de que los tribunales les dieron la razón, la Fiscalía de Sonora se niega a cumplir las sentencias y acusan que de la fuerza pública actúa como brazo armado de la minera, es decir, al servicio del millonario Bailleres.

Los hechos que ocurren en el ejido El Bajío parecen lejanos de Jalisco, pero lo lamentable es que el patrón de despojos, amenazas y violencia como las desapariciones y los asesinatos se reproducen en Jalisco y en todo el país.

Apenas el pasado 24 de abril escribía en este mismo espacio de opinión (https://bit.ly/2QMDZJG) que existe una guerra contra los defensores del territorio y que en los dos primeros años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador se han asesinado a 45 defensores del territorio, acumulando cientos de asesinatos y desaparecidos en las últimas décadas.

El caso del ejido El Bajío muestra que detrás de varias grandes fortunas que se acumulan en el país, se labran con este patrón de despojo de tierras y con la violencia contra quienes defienden esos bienes comunes.
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