Internacional

El factor China

03 de Mayo 2011
China actualmente representa el 40% del consumo mundial de cobre y su peso sigue creciendo. Expertos de la industria presentes en la última Conferencia Mundial del Cobre del CRU, realizada en Santiago, estimaron que a finales de la presente década esta participación llegaría al 60%; un dinamismo sostenido por el proceso de urbanización que vive el país, la mayor capacidad de consumo interno del gigante asiático y los requerimientos de manufactura de Occidente.

El hecho de que China siga expandiendo sus requerimientos de metal rojo, comandando una proyección auspiciosa del crecimiento de la demanda global, constituye una buena noticia para la industria del cobre, en general, y para Chile, en particular. Pero también este liderazgo en la demanda enciende una luz de alerta que obliga a estar atento a los vaivenes políticos y económicos que puede experimentar este actor, que en un futuro próximo consumirá más de la mitad del cobre del mundo.

Recientemente el analista internacional David Humphreys, profesor visitante del Centro de Minería de la UC, expuso en Santiago acerca del rol de China en la minería y en la economía mundial. Advirtió que el crecimiento de dicha economía ha estado hasta ahora guiado fuertemente por inversiones orientadas al consumo masivo de materiales, pero que su dinámica de desarrollo debería cambiar a un estado en que se basará cada vez más en el consumo privado de sus propios ciudadanos. Lo anterior podría incidir en un menor crecimiento de la demanda de cobre.

Proyecciones demográficas del McKinsey Global Institute indican que desde los ‘80 se ha duplicado la cantidad de personas que viven en centros urbanos en China y se espera que en 2030 el país alcance una población urbana de 1.000 millones de habitantes. En su plan quinquenal 2011-2015, el Gobierno del país oriental reconoce la necesidad de un crecimiento sustentable, en el cual crezca el consumo interno y disminuyan las brechas sociales. Además, considera implementar una mayor producción de bienes tecnológicos, entre otros factores. Este nuevo esquema podría ser menos intensivo en el uso de cobre por parte de los chinos que en la etapa actual, en la cual se están realizando las principales inversiones de infraestructura.

La historia señala que países que ya han recorrido este camino de transformación de sus economías –como Japón o Corea del Sur– han generado efectos globales, las que han impactado con fuerza al precio del cobre.

No obstante, las proyecciones de crecimiento demográfico chino, y el mismo nuevo plan quinquenal del Gobierno de dicho país, aportan elementos optimistas para la minería del cobre. Para preparar el cambio que significa más población urbana y mantener sus niveles de producción, China seguirá necesitando de una buena cantidad de minerales.

Chile debe seguir mirando a China con atención. Un viejo proverbio de la misma nación dice que “cuando China estornuda, la Tierra tiembla”. Avalados en la evidencia económica actual, expertos han parafraseado este proverbio señalando que si China estornuda, nuestro país queda expuesto a una gripe.

El Gobierno de Chile ha estimado que para finales de la década el país estaría produciendo más de 7.000.000 ton de cobre gracias a inversiones que se estiman sobre los US$37.000 millones en los próximos cinco años. Para que esto se concrete –y se traduzca en un factor decisivo para el desarrollo nacional– será necesario que la minería chilena tome nota del escenario y, proactivamente, proponga medidas de prevención ante posibles contagios desde Oriente, como ha ocurrido en temporadas anteriores.