Internacional

El campo charro contra la mina de uranio

España.- Lo vengo denunciando desde hace más de un año. Castilla-León se ha convertido en la nueva California de los Estados Europeos Unidos. Si en el lejano oeste los buscadores de oro se imponían a golpe de revólver, en España, los buscadores de tesoros y nuevos mineros, venidos de muy lejos, como en el oeste, se imponen con decretazos,“mordidas”, y comisiones, que son disparos con sordina que matan también pueblos enteros. La fiebre del oro y las minas en pequeños pueblos. Los elegidos son casualmente los que hasta hoy estaban dejados de la mano de Dios, y abandonados de las manos de los políticos, que ahora las sacan para llenar sus sacas. Y no es un juego de palabras, sino la puta, pura y cruda realidad. Situación de expolio que abarca dos países, España y Portugal. Como Portugal, afectado también, por donde nuestros ríos van a la mar, no ponga remedio con unas políticas más inteligentes que la de nuestros políticos depredadores, no sólo este país sino el hermano, serán una balsa de lodos contaminados y contaminantes.

Lo vengo denunciando en mis artículos y reportajes desde hace tiempo, ante la treintena de proyectos de explotaciones mineras a cielo abierto -la mayor depravación terrestre- que proyectan abrir empresas extranjeras de Canadá y Australia,entre otros grandes, en nuestra península, con la falacia de dar empleo, y la anuencia y connivencia de nuestros depravados y estúpidos gobernantes. Pongo tales adjetivos no sólo como descripción y cualidad de quienes planean estas políticas nefastas, sino también con razón y convencimiento, para que entiendan y rectifiquen en signo de inteligencia, la misma que tiene y le sobra al pueblo llano. Un pueblo, preocupado por su futuro y unido en la lucha del presente, que se muestra en contra y no quiere que le den gato por liebre: pan para hoy, trabajo infame y precario; y hambre, desolación y ruina, para mañana. Pueblos conscientes de que les matan el presente y les roban el futuro: mañana en esas tierras no habrá vida por culpa de forasteros venidos de lejos, que se irán lejos con las manos llenas, mientras dejan a los lugareños con las manos vacías. Refugiados en leyes obsoletas y en connivencia con políticos de baja estofa, destruyen -ya han empezado- la poca vida que queda en esa zona del oeste de Salamanca. Vida de penurias, sacrificio, y también satisfacciones, que han tratado de mantener sus pobladores con la ganadería del campo charro. Matan la vida con esa explotación de uranio como hace varios años la mataban en los pueblos vecinos de Berruecopardo y adyacentes. Hoy queda un puñado de edificios en ruinas, como si hubiera pasado una guerra. Ciertamente ha pasado una guerra. Matan también su propia vida -ni ellos se salvan aunque no lo crean-, estos intrusos metidos en política para medrar como sea, al menos si no la suya, las vidas de sus hijos o nietos. ¿Qué cultivarán? ¿Qué comerán? ¿La comisión de millones que luego llevarán a Suiza? El dinero no se come, ni sirve para comprar lo que no existe, porque la tierra no lo produce; si no hay tomates, qué van a comprar por mucho dinero que obtengan, si no hay lechugas ni fréjoles, qué verdura van a comer, él y sus hijos, o sus nietos… Echen una mirada por la zona vecina de otra minería en Berruecopardo y verán un enorme y árido terraplén, como si hubiera caído una bomba, un tremendo socavón lleno de agua sucia, contaminada, que no sirve para beber, ni para regar, ni para lavar, ni para abrevar los animales… Bueno, tampoco habrá animales. Animales en una zona que destacaba por la calidad y especificidad de sus reses, bravas y mansas, de carne y de carga, piaras de cerdo hocicando bellotas… Habrán desaparecido del campo charro de la misma manera que los otros frutos del campo.

La empresa australiana Berkeley lleva dos años comprando políticos de esa zona para conseguir los permisos (varios concejales y alcaldes están siendo investigados por los Jueces), prometiendo trabajo para los vecinos, asegurando el progreso, pregonando en los medios de comunicación y en los despachos de alcaldes y diputados, que quieren promocionar la zona, y que uno de sus objetivos es contratar a mujeres, casi la mitad de la plantilla, para trabajar en la explotación minera. Menos mal que los jueces han echado cautelarmente para atrás las aviesas intenciones empresariales, aunque todavía no está dicha la última palabra. Muchos expertos y ecologistas  dudan de que no se abra, y se haga caso omiso a las consecuencias negativas que estas explotaciones a cielo abierto acarrean: tala de árboles, cual cascos de Atila, donde no volverá a crecer la hierba, ruidos, barrenos, explosiones y contaminantes no sólo durante los trabajos de extracción del uranio, sino después: la contaminación seguirá durante siglos. Veremos si se suspende esta debacle, se entra en razón, y los políticos, que se supone representan al pueblo, hacen caso de las manifestaciones contra las minas, aquí, en Salamanca, en Ávila, en Galicia y en Andalucía… Pero sabemos por experiencia cómo se las gasta este gobierno, heredero del anterior del sr. Aznar, que no creía, ni cree, como su sucesor, en el cambio climático. Como creía en las armas de destrucción masiva, nos metió en la guerra de Irak, y así nos fue: casi dos centenares de muertos por la falacia del mayor ejército del mundo… Un ejército en chancletas, con fusiles de tercera mano. El más terrible atentado terrorista… Por no escuchar el grito masivo del pueblo español. Igual que hoy. Pero hoy mucho peor y más grave, porque afectará a generaciones enteras durante siglos.

La mina de uranio en Salamanca, un atentado ecológico y social

En el Campo Charro, al oeste de Salamanca, en la zona compartida con Portugal, la empresa australiana Berkeley está intentando abrir en el corazón de la dehesa la mayor mina a cielo abierto de uranio de toda Europa. Está a tan sólo 2,5 kilómetros del pueblo de Retortillo, que para mayor barbaridad, posee un balneario donde acuden personas de todas partes para recuperar su salud, mejorar la que tengan, o simplemente para descansar y olvidarse del ruido y el estrés de la ciudad. Es uno de los pocos balnearios del mundo con agua a 40 grados, sin malos olores, que, además de propiedades curativas, es potable. La mina a cielo abierto, que afecta a otros pueblos como Villavieja de Yeltes, apellidada así por el principal río que cruza la comarca, acabará con ese turismo salutífero, con la tranquilidad y con la vida de un entorno natural de extraordinaria riqueza. Una zona protegida dentro de las redes ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves) y LIC (Lugar de Importancia Comunitaria), que forma parte de la Red Natura 2000, por ser hábitat de especies en peligro, como el águila real o la cigüeña negra. Para empezar abriendo caminos, cual Atila redivivo, la empresa ha mandado talar miles de encinas, cuya recuperación, tras los trabajos de explotación, será imposible. Un verdadero desastre humano y ecológico.

A dicho proyecto se oponen, desde que se enteraron, los vecinos de la comarca, que se han unido, para tener fuerza legal, en una Plataforma ciudadana llamada Stop Uranio, que, apoyada por expertos, ecologistas y partidos políticos como Equo, organizaron la pasada semana, los días 6 y 9, una marcha senderista reivindicativa para recorrer la dehesa donde pastan toros bravos, piaras de pata negra, entre milenarias encinas y alcornoques, y vieron el desastre que ya ha empezado a causar la empresa minera. Durante este fin de semana, la fachada de su ayuntamiento ha amanecido con pintadas en contra de la mina. La protesta ciudadana ha llegado hasta el Parlamento Europeo en Bruselas, y éste se ha puesto a investigar a sabiendas de que tal explotación minera, que no durará más de diez años, es una de las industrias más contaminantes y destructivas del planeta. Está analizando la falacia del desarrollo que prometen como cebo, como el caramelo a un niño hambriento, por las circunstancias de una zona rural afectada por la despoblación y el abandono, para evitar que bajo la promesa de progreso y desarrollo sean engañados los ciudadanos.

La minería de uranio ha sido abandonada en toda Europa occidental por su escasa rentabilidad y sus riesgos para la salud y el medio ambiente. “Ningún país europeo permitiría semejante atrocidad ambiental”, afirman los Ecologistas, quienes aseguran que la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Energía e Industria no se han parado a evaluar los riesgos para la población a causa la radiactividad desprendida, que se extenderá kilómetros y kilómetros a la redonda. Nadie puede poner muros al viento. No solamente el polvo y las partículas en el aire, sino las filtraciones a ríos, como el  Yeltes, que atraviesa toda la comarca de sur a norte, el Camaces y el Huebra, que bañan la zona, y acuíferos y pequeñas lagunas que pueden afectar también al vecino Portugal.

Además, según explican en sus páginas web los Ecologistas, y entidades como WWF (World Wildlife Found, o sea, Fondo Mundial para la Naturaleza, la mayor organización independiente de conservación ambiental del mundo), “la mina puede acabar con los pocos empleos sostenibles y duraderos de la comarca, sectores como la ganadería o el turismo termal. Este despropósito ambiental y social sólo tiene una justificación: el beneficio a corto plazo para la empresa; se estima que las reservas de uranio apenas durarán 10 años. Cuando la empresa se vaya, como ha pasado en tantos lugares, a la comarca sólo le quedará el olvido y una tierra y una naturaleza arruinada”. Y prosigue: “Desde WWF estamos trabajando para detener la mina -una lucha en la que aunamos fuerzas con Stop Uranio, Equo y Ecologistas en Acción-, y ya hemos llevado el proyecto de la mina de uranio ante la Comisión Europea. Con un informe de la Universidad de Castilla-La Mancha, hemos denunciado que entre los impactos más graves de la mina está la probable extinción de la sarda salmantina, una especie de pez que sólo habita en los ríos de la comarca, protegida a nivel europeo”.

Sin haber obtenido los permisos definitivos y encontrándose sub judice en la Audiencia Nacional,, la empresa ha puesto en marcha sus máquinas y ya están trabajando, según grabaciones de los lugareños, donde se ve a operarios de Berkeley talando y arrancando de raíz cientos de encinas centenarias, el legado natural más valioso de toda dehesa. La Fiscalía de Medio Ambiente de Madrid y la Fiscalía de Salamanca han iniciado una investigación a la empresa por un posible delito medioambiental.

Una barbaridad más de unos políticos que van a lo suyo sin escuchar al pueblo.

OTRA MINA EN LA RIA DE AROUSA

Lo malo y preocupante no es que se separe Cataluña de España, sino que nos quedemos sin España.

Ese es el mayor problema, que nos vamos a quedar sin España, sin esta hermosa tierra. He informado en varios artículos de que hay una treintena de proyectos mineros repartidos por todas las Comunidades Autónomas de este país, desde Castilla-León y Andalucía, a Galicia. Y en Galicia también los ciudadanos ser muestran contrarios a que se abra otra mina de cobre en la hermosa Ría de Arousa, en los concellos de Touro y O Pino. Una zona que fue explotada hace años y que quieren volver a las andadas empresas y políticos sin otro objetivo que “el lucro a costa de la costa”, de cargarse el paisaje, como los restos que quedan de la anterior explotación. Colectivos y entidades ecológicas esperan ser recibidos por las Cosellerías del Mar y de Medio Ambiente de la Xunta para abordar el tema y analizar las consecuencias nefastas para la población y el medio ambiente. Más de 30.000 personas se verán afectadas directamente, y se acabará con la pesca y el turismo de la Ría.

Otra barbaridad de otro gobierno del PP, que allá donde gobierna, en lugar de buscar la prosperidad común, aboca al desastre de sus pueblos en beneficio de unos pocos. Y ahí siguen. Sin que nadie les pare los pies, ni las manos… Y luego hablan de la unidad de España, cuando desoyen estos gritos de unidad en contra de que España desaparezca por la “fiebre del oro, del cobre, de…” ¡La mierda! ¡La mierda que inundará España!

Fuente:http://www.nuevatribuna.es/articulo/sostenibilidad/campo-charro-mina-uranio/20171211114035146190.html