Mexico

El Baldón: La mina caballo blanco

06 de abril de 2012
José Miguel Cobián Elías
Mucho se ha dicho y algo se ha hecho respecto a detener la inversión de la empresa canadiense Gold Group para iniciar trabajos de explotación en suelo veracruzano de la hoy famosa Mina Caballo Blanco, pero poco se nos ha explicado sobre las razones a tanta oposición por parte de las poblaciones cercanas.

Esta colaboración tiene como fin explicar los argumentos de los ecologistas y ciudadanos que se oponen al proyecto.  

La mina a cielo abierto abarcaría cincuenta mil hectáreas. Por cierto, baratito a millón de pesos la hectárea, estamos hablando de otorgar concesión para explotar un terreno que vale cincuenta mil millones de pesos.  El objetivo es obtener oro, pues la demanda sigue subiendo y los precios también, además de que se considera que en esa zona hay posibilidades de extraer una buena cantidad de ese metal.

Los afectados afirman que en esa zona hay bosques de encinos tropicales muy antiguos, manglares y la visita de 236 aves migratorias.  Resaltan que mientras en Europa y Canadá está prohibido utilizar cianuro para beneficiar el oro, en este proyecto es el material que van a utilizar.  Recuerde ud. Que los nazis usaban una pastillita de cianuro en un diente, para poder suicidarse si caían en manos de los enemigos, pues tan venenoso, que dos gramitos  matan a un ser humano. Claro que en la mina no se usarán dos gramitos de cianuro, será un poquito más, algo así como mil toneladas por año.

El proceso consiste en utilizar entre cinco y siete toneladas diarias de dinamita para aflojar la tierra, a la cual se le aplica el cianuro, que absorbe el oro y que luego se separa por electrólisis. Para la separación del oro, se utilizan alrededor de tres mil metros cúbicos de agua diariamente, es decir tres millones de litros de agua por día. Los ecologistas dicen que en dos horas la mina consumiría quinientos mil litros de agua, que es lo que consume una familia entera en doce años.  El agua provendría del acuífero de Actopan, que surte a toda la zona dónde se piensa instalar la mina.

La tierra con cianuro de la cual ya se separó el oro, se tira en lagunas de lixiviación, que son tiraderos a cielo abierto. Los opositores del proyecto nos recuerdan que en esa zona, año con año llegan tormentas tropicales y huracanes, los cuales desbordarían las dichosas lagunas de lixiviación y contaminarían con el venenoso cianuro toda la región, desde animales, vegetales, seres humanos, peces e incluso una buena parte de la región marina que sería también contaminada y condenada a morir.

Se afirma que en esa zona pasan multitud de ductos de Pemex, y que además a tres kilómetros de la zona de detonación de las siete toneladas diarias de dinamita, esta la planta nuclear de Laguna Verde, y no hay seguridad de que tanta explosión no dañe algún dispositivo de seguridad de la planta nuclear.

Quienes están a favor del proyecto, afirman que se generarán trescientos empleos y que los dueños de la mina obtendrían ganancias por mil millones de dólares, aunque la captación de impuestos no sería tan beneficiada porque estos proyectos de inversión tienen muchas maneras de reducir sus pagos al fisco, el cual sabemos que en las altas esferas puede ser flexible ante presiones de grupos poderosos.

El gobierno del estado de Veracruz rechazó el proyecto, pero no depende del estado, sino de la federación el otorgar el permiso de explotación o rechazar el proyecto. Una solución intermedia sería la de otorgar el permiso siempre y cuando los inversionistas de Gold Group optaran por un sistema de extracción del mineral que fuera aceptada por las autoridades de su país, y no dañara el entorno ecológico ni pusiera en peligro la vida de tantos veracruzanos.