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Bolivia

Desastre ecológico en territorio boliviano.

desatre_ecologicoPor Rosa Rojas*
«…Se pudo constatar cómo, desde las tolvas del ingenio de la Empresa Minera Huanuni, cae constantemente, directo al río que atraviesa la ciudad, una arena negra, que torna las aguas en
espeso lodo del mismo color».

Los efectos de la explotación minera en Oruro han dejado pasivos ambientales desde la Colonia,
agravados en los últimos 20 años por el uso descontrolado de sustancias altamente contaminantes –cianuro, arsénico, mercurio, sulfuros– y el vertido a los ríos de residuos contaminados
por metales pesados por parte de empresas mineras y cooperativistas, han ocasionado un auténtico desastre ambiental en cuatro municipios del
altiplano orureño: El Choro, Machacamarca, Huanuni y Poopó.

En la denominada sub cuenca de Huanuni, ubicada a unos 300 kilómetros
al suroeste de La Paz, cerca de 53 mil habitantes sufren la contaminación de
sus aguas, la salinización de miles de hectáreas de tierras que se convierten
en vastos desiertos, la enfermedad y muerte de personas y animales, el
éxodo de sus hijos a otras ciudades del país o al extranjero…

Durante un recorrido por la región, que culminó en el lago Poopó, se
constataron los efectos de la polución minera y la sequía. Este lago, que según
Wikipedia tenía una superficie de 3 mil 500 kilómetros cuadrados y 3 metros
de profundidad en 1986, ahora tiene mil kilómetros cuadrados y un metro
de profundidad.

Las aguas de este otrora floreciente ecosistema, se han retirado, según los
lugareños, más de 10 kilómetros en algunas partes, dejando en su lugar una
dura, blancuzca costra salina, que a unos dos kilómetros del espejo de agua
se convierte en una capa de lodo, cafe en la superficie y abajo negro, denso y
pegajoso como el alquitrán, sobre el que hay que caminar descalzo porque te
arranca los zapatos.

Las poblaciones de aves silvestres cuyo habitat era el lago, entre ellas
patos y flamencos, se han reducido drásticamente; los totorales (plantas
acuáticas ribereñas) son inexistentes en esta parte del lago. De las toneladas
de pejerrey que se pescaban aquí sólo queda el recuerdo…

Varios kilómetros antes de la ribera empiezan a encontrarse sobre la costra
de sal botes de pescadores y redes abandonadas, algunos pececillos
momificados, plumas de flamencos blancas y rosadas…

El líquido que alberga el Poopó, el segundo lago mayor del país después
del Titicaca, es ahora salobre y su fondo se ha ido llenando de sedimentos
contaminados de minas (colas en el argot minero) que, según la Coordinadora
en Defensa de la cuenca del río Desaguadero, lagos Uru-Uru y Poopó
(CORIDUP), arrastra el río Huanuni desde la mina del mismo nombre, la
más grande del país, operada por la estatal Comibol (Corporación Minera
de Bolivia) a través de la Empresa Minera Huanuni (EMH).

El río Huanuni, que tiene varios nombres en sus diferentes tramos,
entronca con el río Desaguadero, que a su vez nace en el lago Titicaca.
Uno de los brazos de este río desemboca en el lago Poopó y otro, el izquierda
llega al lago Uru Uru, situado en el ímite sur de la capital orureña, y después al Poopó.

El Desaguadero, cuyo cauce tenía entre 8 y 12 metros de ancho por unos
tres metros de profundidad a su paso por las comunidades altiplánicas
orureñas, recoge además, en su recorrido de 360 kilómetros, las aguas
ácidas y colas de otras minas y las aguas servidas y basura de ciudades y
poblaciones ribereñas.

En la región operan las minas Kori Chaca y Kori Kollo (de la empresa Inti
Raymi), Japo, Sinchi Wayra, La Candelaria, Tiawanaku, Morococala,
Cominur, además de las explotaciones de cooperativas como la Poopó y del
Carmen, cuyos residuos van a dar al río, explicó don Ángel Flores, vicepresidente
de CORIDUP.

Esa organización aglutina a 80 comunidades que desde el año 2000
luchan para que las mineras –estatales, privadas o cooperativas– respeten a
la madre tierra, Pachamama, cumplan la legislación del país y remedien los
daños a la salud humana, el ambiente y la economía que les han ocasionado.

Con don Ángel se hizo el recorrido desde Huanuni hasta la comunidad de
Cochipiacala, a unos 40 kilómetros de la ciudad de Oruro, donde el río Desaguadero
es en estos días un arroyuelo de no más de un metro de ancho y
unos pocos centímetros de profundidad.

Para llegar ahí manejamos dos horas por una huella sobre la pampa salitrosa,
donde ya no crece nada, ni la ruda paja brava altiplánica, ni otras especies de
pastos como la cebadilla, que servían para alimentar rebaños de llamas, ovejas
y vacunos; ni una brizna de hierba.

De los totorales sólo queda un manchoncito de pequeños brotes en
una orilla de ese arroyo salado.

Esta región era netamente ganadera, pero si todavía nace algún forraje los
animales «lo comen pero no se alimentan y mueren de diarreas y otras enfermedades.

Se sembraba quinua y papa fundamentalmente para autoconsumo
«pero ya no da», explicó, en otro recorrido, Florián Quispe, secretario
general de la CORIDUP, quien relató que en su comunidad, Quesu Quesuni, él
pastoreaba en su infancia las ovejas desde el río, en una barca de totora.

Según la organización, la sedimentación del cauce del Desaguadero,
prácticamente desaparecida en ocho kilómetros, se debe a las colas de la
EMH y a la basura de la ciudad de Huanuni, que también va a dar al río.
Don Ángel señaló que urge dragar el río y rehacer el cauce antes de la
época de lluvias para evitar que las aguas ácidas (copajira) se rebalsen a
otras tierras que aún pueden salvarse, ya que en Cochipiacala, municipio de
El Choro, por lo menos mil 500 hectáreas ya están perdidas, cifra que
asciende a 12 mil hectáreas en la comunidad de Santo Tomás, según el
comunario Jaime Caichoca.

Por su parte el gerente de la EMH, Marcelino Quispe López, en conversación
vía telefónica, negó que la sedimentación y contaminación tanto
del río Desaguadero como del lago Poopó, se deban al vertido de los
desechos de la mina al río Huanuni,
que dijo, ha trabajado así «desde el tiempo de los españoles».

Sin embargo, se pudo constatar cómo, desde las tolvas del ingenio de
la EMH, cae constantemente, directo al río que atraviesa la ciudad, una arena
negra, que torna las aguas en espeso lodo del mismo color.

Sobre las medidas para combatir la contaminación de la EMH, afirmó que
«obviamente tiene que haber tratamiento de aguas, tratamiento de
la basura, todo eso, pero vamos a ir programando paulatinamente…», e
indicó que está en construcción un dique de colas que tendrá capacidad
para residuos de 5 años.

Ello pese a que se estima que la mina tiene una
vida útil de por lo menos 20 años más.
Don Angel confió en que con el Decreto Supremo 0335, del 21 de octubre
de 2009, que le arrancaron al presidente Evo Morales Ayma con una marcha
de la CORIDUP a La Paz, en el que se declaró «situación de emergencia de
carácter departamental» –referida a los cuatro municipios mencionados– haya
avances, «más allá de reuniones y papeles» en la remediación ambiental
de la región, porque ya cumplió un año el decreto «y en las comunidades no
se ha movido ni una pala».

En dicha norma se establecen seis
líneas estratégicas para proyectos de
mitigación, tratamiento y control
ambiental de la contaminación minera,
que a un año de su promulgación no
acaban de programarse, si bien ya hay
un convenio con la Unión Europea
para financiarlos por 14 millones 210
mil euros, de los cuales el gobierno
boliviano aportará 3 millones 275 mil.

Para conocer los avances en la ejecución
de los programas contemplados
en el decreto 0335, se solicitó en repetidas
ocasiones al Ministerio de Medio
Ambiente, entrevistas con los responsables
del seguimiento de los mismos.

Las gestiones fueron infructuosas.
Sin embargo, el 9 de noviembre, en declaraciones al diario La Patria, de
Oruro, el técnico de la CORIDUP, Limbert Sánchez, informó que al
margen de los trabajos que desarrolla la Corporación Minera de Bolivia
(COMIBOL), las otras entidades no proceden con trabajos de impacto,
como el ministerio de Desarrollo Rural con la dotación de semillas.

Añadió que después de reunirse con los ministerios involucrados en ejecutar
proyectos para contrarrestar la contaminación, sólo se tiene
comprometido el envío de seis médicos para atender las enfermedades de los
pobladores y algunos cursos de cuidado ambiental comprometidos por
el Ministerio de Educación.

Por su parte Florian Quispe, secretario de CORIDUP, informó vía
teléfono que con ayuda de la cooperación europea, se empezarán a
perforar, en diciembre, 15 pozos profundos para abastecer de agua
potable a las comunidades de Quesu Quesuni, Puñaca y Quería.