Mexico

Color de la sangre tiene el oro…

Xuchitl Vázquez Pallares
Cantar el Himno Nacional me hace un nudo en la garganta, desde pequeña me sucede, me enseñaron a amarlo tanto que las lágrimas me brotan sin yo querer. Al cantarlo, vienen a mi mente muchas imágenes: los bosques maravillosos que conocí de niña, la infinidad de recursos que tiene este país, la riqueza infinita de sus culturas. Me viene también a la mente la gente sin dinero para comprar comida, para dar a sus hijos libros, juguetes, buenos médicos, buenas escuelas, viajes, una casa.

Hay mucha riqueza en México, la mayor es su gente, sin embargo, esa riqueza es explotada indebidamente; sólo es explotada para el beneficio del otro.

Lo anterior es aplicable a un sin número de ejemplos: hay personas que trabajan más de doce horas diarias, sin embargo los míseros salarios que se dan a los trabajadores nunca serán suficientes para una vida digna, esto es en lo concerniente a la fuerza de trabajo. Esta también en el mal manejo de las riquezas por parte de los gobiernos, por siempre priorizar los intereses individuales, así como los políticos y los económicos.

La Constitución otorga la propiedad de la riqueza del subsuelo al Estado, sin embargo éste, por estar en manos indebidas, ha dilapidado las riquezas, que hubieran podido hacer de México una nación desarrollada, próspera, con equidad y justicia.

Ejemplos hay muchos: el petróleo, el agua. Los bosques, los mares, la minería. De este último hay mucho que decir al respecto, sobre todo que el oro del patrón tiene color de sangre minera.

Las leyes sobre minería, que fomentan el despojo de los minerales estratégicos. Los tratados de Libre Comercio (TLC y ASPAN) con Canadá y Estados Unidos, son una de las causas de la inseguridad laboral y de la catástrofe socioambiental que acompañan al grueso de los accidentes mineros en pozos de todo tipo.

La crisis mundial del 2008-2009, el creciente deterioro de la economía y hegemonía estadounidense han radicalizado la rapiña. México surte de mano de obra barata y de recursos estratégicos a los extranjeros, sobre todo a Estados Unidos. Nuestros bienes minerales y energéticos han pasado a formar parte de su reserva estratégica y nosotros quedándonos sin nada, reproduciendo y produciendo la miseria para nuestro pueblo.

El hambre de oro y plata entre otros metales preciosos ha crecido en el contexto de la crisis monetaria. México, Centro y Sudamérica se han convertido en botín. Hoy las empresas mineras de Canadá poseen el 51 por ciento de todo el capital minero mundial y son el puntero de la explotación minera a cielo abierto en toda la Tierra, con el mayor número de concesiones en México y Centroamérica. En plena crisis las transnacionales de la minería han obtenido gigantescas ganancias. Por ejemplo, el grupo de Germán Larrea, con ventas y ganancias de más de 18 mil millones de dólares.

En nuestro país, casi el diez por ciento del territorio está concesionado a empresas extranjeras. Las empresas mineras se llevan entre el 97 y 99 por ciento de sus ganancias fuera del país. La explotación de las minas sin dejar riquezas para nuestro país inició con la conquista española. Explotaban a los propietarios originarios y al subsuelo hasta dejarlos muertos.

Alonso Aguilar en su libro Dialéctica de la economía mexicana, apunta que entre 1776 y 1791, se extrajeron de las minas del país metales por 460 millones de pesos, de los que apenas 81 se quedaron en nuestro país. Humboldt estimaba que los últimos años del siglo XVIII, la Colonia (Nueva España) contribuía con un tributo anual a España de ocho a nueve millones de pesos en metales preciosos, en tanto que aquí sólo se quedaba un millón de pesos. Humboldt decía: “Esta situación representa una verdadera sangría para México, la cual tiene una población de no más de seis millones de habitantes, y produce para el tesoro de España dos tantos más que el producto líquido que la Gran Bretaña obtiene en sus posesiones de India, la cual tiene una población varias veces mayor”.

Para 1852 la plata acuñada desde la Conquista ascendía a dos mil 735 millones de pesos, enviada al extranjero de múltiples formas, tejos, barras, joyas y otros objetos.

Está documentado de diversas maneras y ante diferentes instancias, que los siniestros ocurridos en las minas son resultado de las malas condiciones en que trabajan los mineros. A esto se añade la violación a sus derechos laborales y humanos. Los mineros no cuentan con contratos de trabajo, salvo la palabra. No están registrados en el IMSS, y cuando se les registra es con un salario menor al que perciben y se “tercian” las inscripciones, es decir, los pueden reportar como trabajadores una semana sí y dos no. En Coahuila por ejemplo, las minas no cuentan con normas de seguridad e higiene. Los pozos no cuentan con salida de emergencia; la entrada es la salida, lo cual está prohibido por la ley. No tienen comedores, ni enfermería. Se les descuentan cuotas por impuestos, pero no hay un contrato legalizado; por tanto no deberían tener descuentos. No se les liquida o se les liquida en promedio de entre 600 a mil 700 pesos por un año o cuatro, no importa el tiempo trabajado. Es una asignación aproximada, dependiendo de cómo le caen al contratista o al dueño. No tienen capacitación para el trabajo, ni equipo de seguridad mínimo.

Tampoco les dan autorrescatadores, el minado de los pozos y de muchas minas se hace restringiendo los materiales para su construcción, forzándolos al máximo, en vez de poner cuatro soportes ponen dos y no emparrillan los techos de los túneles.

Esta información se extrajo del documento concluyente del Foro “El conflicto minero de Cananea a Pasta de Conchos”. Publicado por la revista Trabajadores de la Universidad Obrera de México.

El grueso de los accidentes tiene su origen en las violaciones a las normas de seguridad industrial y en la violación a los contratos colectivos de trabajo. Los responsables tienen nombre y rostro; abarcan tanto a los dueños de las empresas, como los funcionarios de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. Germán Larrea, del Grupo Minero México, es uno de los principales rostros de la impunidad.

El Grupo México tiene ya sus colmillos afilados para hacerse de Angangueo, donde realiza ya trabajos de exploración de oro, plata y zinc. En Baja California, en El Arco, explora cobre y oro. En Buenavista, Sonora, explora plata, cobre y zinc. En San Luis Potosí tiene minas de cobre, planta de acido sulfúrico y refinería electrolítica de zinc.

En Zacatecas tienen minas de plata, zinc y cobre. Chihuahua: minas de oro, plata, cobre y zinc. Coahuila, minas de plata, y coquizadora en Nueva Rosita, en Sonora minas de cobre, oro, plata, refinería electrolítica de cobre.

Cuánta riqueza tiene este país, sin embargo está en unas cuantas manos. La Constitución dicta que las riquezas del subsuelo son de la nación, es decir del pueblo de México, sin embargo por la corrupción, impunidad, avaricia y sobre todo falta de vergüenza se otorgan las concesiones al mejor postor.

Indudablemente ¡Color de sangre minera tiene el oro del patrón!