Colombia

Colombia azotada por compañías mineras

08 de Octubre 2011
Somos más de 50 personas de diferentes países afectados por ese monstruo de la gran minería que va sumiendo en un infierno abierto a pueblos enteros que vivían en fraternidad y paz.

Estamos presentes Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, México, Brasil y también Canadá, Holanda y Bélgica, en el IV Encuentro del OCMAL – Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina. No llegamos a Ibagué – Colombia – por casualidad, sino porque aquí ya están viviendo las consecuencias de uno de los  proyectos de explotación minera más agresivos de América Latina

El Tolima con sus 7 Municipios y 700.000 habitantes, está amenazado de perder sus fuentes de agua si permiten que la compañía minera AngloGold Ashanti Colombia S.A., calificada la peor empresa minera por la contaminación causada y la violación de los Derechos Humanos en Ghana – Africa, se adueñe de las montañas La Colosa donde pretenden abrir un tajo «a infierno abierto» para la explotación de oro.

«Si paramos La Colosa, paramos cualquier cosa». «El agua no se vende, el agua se ama y se defiende» es el grito popular en defensa de su sagrado patrimonio.

Igual que todas las compañías en otras partes de América Latina, también aquí violentan la ley. Ni siquiera cumplen la ley hecha con dedicatoria para su beneficio. Hacen caso omiso de los reclamos justos de los habitantes y el gobierno les da las concesiones y los permisos ambientales. Siembran confusión, causan división y con regalos tratan de conseguir la licencia social.

Las compañías mineras:

¿Cuánto pagan por el agua? Nada. ¿Cuánto pagan por el bosque que destruyen? Nada. ¿Cuánto pagan por la electricidad? Menos que la población. ¿Cuánto pagan por la guardia policial y militar? Nada. ¿Cuánto pagan en «regalías», o sea regalos por todo el saqueo de lo nuestro? Apenas el 3%. ¿A dónde va la ganancia? A los productores de la maquinaria, del cianuro, todo se va a los países de donde vienen las compañías. Aquí sólo queda la contaminación del agua, el aire, el suelo, los desechos, la pobreza, la violencia.

Hay que hacer todo lo posible para detener este desastre. Si paramos aquí, estaremos más seguros allá. De lo contrario, la tormenta que cae en Colombia pronto lo veremos en Ecuador. Es urgente trabajar en las alternativas para una vida digna y justa: Un desarrollo integral de la población, fortaleciendo su potencial Biodiverso, Agropecuario, Turístico. Es necesario la organización popular, tomar conciencia de la realidad, comprometerse con responsabilidad y crear alianzas a todo nivel.

P. Juan de la Cruz