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CLOETE, EL PUEBLO DE COAHUILA QUE LA MINERÍA DESTRUYÓ

cloeteEn la Villa de Cloete, a un poco más de 100 kilómetros de la frontera con Estados Unidos, donde en algún momento el gobierno planeó calles pavimentadas y parques verdes, el paisaje se viste de hoyos como cráteres, caminos que terminan en desfiladeros y unas cuantas casitas con riesgo de desmoronarse sobre barrancos perforados con palas mecánicas. Es el rostro que le dejó la actividad minera.

El viento sopla y esparce la tierra mezclada con un polvillo negro que acusa el tesoro enterrado en el suelo. No es oro, pero como si lo fuera. Son toneladas de carbón, un mineral que ha generado una industria que, tan sólo en 2014, superó los 1,500 millones de pesos (mdp). En total, alcanzó un rendimiento de 3.3 millones de toneladas, suficientes para producir el 10% de la energía eléctrica del país.

Esta industria —donde participan empresarios y concesionarios que también son políticos— ha dejado casas destruidas, colonias sin alumbrado público, un sistema de drenaje dañado y desagües que desembocan en minas inactivas. Los vecinos también sufren las consecuencias: denuncian afectaciones a la salud, como daños en la piel y los pulmones.

¿De quién es la culpa de que Cloete sufra los estragos de la actividad minera? La respuesta, coinciden los expertos consultados, es la forma como se otorgan y se supervisan las concesiones y los permisos de explotación. Las secretarías de Economía y de Medio Ambiente, así como la presidencia municipal de Sabinas, aparecen entre las principales señaladas.

Aunque todo esto ocurre en el norte mexicano, lo que aquí se vive pasa en todas las zonas mineras del país, explica Gustavo Alanís Ortega, director general del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA).

Ésta es una investigación periodística en dos capítulos sobre cómo y por qué la explotación minera ha dañado este pequeño poblado que aún sigue en pie y que se resiste a ser convertido en escoria de carbón.

Vea en este enlace la infografía sobre la industria del carbón en Coahuila

MINAS SIN REGISTRO DE LAS AUTORIDADES
La noche en Cloete hace sentir como si uno estuviera en medio de la nada. El silencio se interrumpe por ladridos de perros y por lamentos que rebotan en las cuarteaduras abiertas por la vibración de las máquinas y la pólvora.

“Es Betuca”, dice Trini, una de las vecinas. “Es que tiene mucho coraje. Desde que se cayó su hermano anda grite y grite. No lo sacaron. Uno de los vecinos dice que olía a muerto. Como el agua succiona para dentro, se lo ha de haber llevado”.

Quien desapareció es Pocho. Un día no volvieron a saber de este lugareño. Las autoridades y sus parientes lo buscaron entre las minas, pero no lo encontraron. No fue el único caso de los últimos meses. Otro joven también se esfumó. Lo buscaron y el cadáver estaba metido en un pocito sin protección, una mina de tiro vertical de unos 100 metros de profundidad. En este pueblo hay cinco de ellas.

A simple vista, también se cuentan cinco excavaciones tan grandes como estadios de futbol. Son las minas de cielo abierto o tajos. Además, hay cuevas que no se ven: son minas subterráneas, que suman unas nueve y pasan por debajo de las casas.

Sin embargo, Protección Civil del municipio no cuenta con información de cuántas minas existen aquí ni en qué condiciones están. Tampoco la Dirección General de Regulación Minera.

En Cloete, muchas de estas minas se hacen con dinamita o pistola neumática. “Se cimbra todo”, cuenta Trini. Ella habita una vivienda muy humilde de madera y lámina. Por las minas subterráneas, dice, “se parte el suelo y uno se puede ir para abajo”.

El Plan de Manejo de Riesgo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) indica que no se pueden hacer labores de minería a menos de 350 metros de algún espacio habitado. Aquí eso no se ha respetado.

El riesgo de accidentes es alto. Hay minas a pocos metros de las casas y no tienen protección. “Todas las casas están cuarteadas, hasta el kínder”, se queja otra vecina.

Las autoridades municipales no tienen ningún dato sobre la cantidad de viviendas y habitantes que hay en el pueblo. Tampoco ofrecen información sobre cuántas casas han resultado afectadas. En un recorrido por la zona, enumeramos alrededor de 30 viviendas dañadas o abandonadas y otras que, según informan los vecinos, han sido tiradas para perforar el terreno. Además, temen que las paredes de las minas a cielo abierto se desgajen, sobre todo en temporada de lluvias.

Quienes trabajan en esas minas saben del riesgo, porque las muertes de mineros han sido constantes en el estado. Tan sólo entre 2006 y 2011, la Organización Familia Pasta de Conchos (OFPC) contabilizó 119 decesos de trabajadores en la región. Ni la Procuraduría General de Justicia del Estado ni la Secretaría del Trabajo cuentan con un censo de víctimas. Ambas instancias confirmaron a Expansión la ausencia de estos datos en respuestas vía el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI).

El accidente laboral más reciente en Cloete es de 2015, dice Julio Sánchez, subdelegado federal del Trabajo en Sabinas. Ocurrió en enero y el trabajador murió por un talud. “La pared del tajo se desprendió porque había llovido”, cuenta el funcionario. Hubo otros casos que no fueron mortales. La mayoría en minas subterráneas.

CARBÓN HASTA EN LOS PULMONES
Uno de los mineros nos acompaña en el recorrido por Cloete. Apenas supera los 30 años. Hace meses le detectaron un tumor cerebral, que ya fue tratado. “Dicen que tengo otro, pero yo me siento bien”, comenta. Constantemente se le escucha toser, carraspear.

En 2015, en una queja dirigida a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), los vecinos denunciaron graves afectaciones a su salud debidas a “la polución ambiental de carbón en sus casas”. Las autoridades no están al tanto.

La Secretaría de Salud estatal informa a Expansión que no tiene registrado un solo caso de enfermedad pulmonar obstructiva en la zona entre 2011 y 2015. Pero acepta que no conoce la situación de salud de los pobladores: “Esta Dependencia no desarrolla programas para conocer con detalle la afectación que tienen los habitantes de la región carbonífera de Coahuila producto de la actividad minera. Nuestros programas y servicios de salud se adecuan para atender las enfermedades en forma general y las que se presentan con mayor frecuencia”.

http://expansion.mx/empresas/2016/06/14/cloete-el-pueblo-de-coahuila-que-la-mineria-destruyo