Mexico

Canadá destierra mexicanos, con permisos del gobierno

La Colorada, Chalchihuites, Zacatecas.- Un empistolado vigilante de la empresa minera canadiense Pan American Silver Corp. nos acosa desde hace más de 20 minutos.

Toma fotos tan tranquilamente que parece un turista enfocando dos objetos públicos inertes; su figura es intimidante, cobijado por el anonimato de un oscuro pasamontañas. Miguel González estalla mientras le da la espalda al depredador visual: “¡esos pinches vigilantes nomás nos están jodiendo todo el tiempo!”.

Para disminuir la exasperación, Miguel se calla mientras ve la hora en su teléfono celular sin señal. Respira profundo, otra vez. Luego vienen los silencios sofocados por el ruido pulverizado y constante de los ventiladores de un enorme extractor blanco de la mina que ha dejado una zona seca y negra de árboles a su alrededor. Vienen las caras descompuestas, un sabor de frustración, de impotencia, de soledad, de abandono. Viene el sol con unos rayos despavoridos y fulgurantes que nos pegan en el rostro con la crueldad de una brasa al rojo vivo. Más clics, sonrían, al menos.

Estás en tu país y una empresa extranjera decidió desterrarte, someterte diariamente a una especie de terrorismo y vigilancia carcelaria, apoyada por el gobierno federal, estatal y municipal mexicanos, más las comisiones de derechos humanos y una constitución sin valor en esta región. En esta zona del país, al menos, no tienes ninguna garantía constitucional que te proteja, donde el poder del dinero manda por sobre todas las cosas y tu destino e integridad física están a disposición y humor de ellos. Un secuestro, una especie de secuestro psicológico y físico. No puedes andar con libertad, sólo por los lugares que ellos dicen y a la hora que indican; vives con tu familia en una casa de lámina que no es tuya, con muebles ajenos, sólo te autorizan tener un pez diminuto o un mini gato o un mini perro, cocinas en una estufa que no es tuya, comes de milagro porque no tienes empleo, ya no tienes ni borregos, ni marranos ni vacas porque varios vigilantes decidieron abrir tus corrales y sacarlos, vives acosado todo el tiempo, debes soportar insultos, ofensas, gritos. No puedes ni salir al cerro a caminar. Y si sales por algunas horas traes siempre varias preguntas en la orilla de tus labios secos: ¿Y si ya no me dejan entrar? ¿Y si ya movieron la casa de lámina? ¿Y si ya entraron otra vez con la maquinaria? ¿Y si ya…?

Te derrumbaron tu casa donde naciste, donde nacieron tus hijos, donde te enamoraste y viste morir a tus padres, a tus abuelos, te pisotearon y resquebrajaron tus muebles, acabaron con las calles centenarias por donde ibas a la escuela, a jugar futbol y basquetbol, a ver a tu novia, a tus amigos, acabaron con los caminos antiguos por donde ibas a los ojos de agua donde te bañabas y ahora se han secado, tiraron de un gondolazo los comercios y tiendas de abarrotes donde comprabas desde niño tus chicles y tus refrescos, acabaron con tu mundo y sólo te dejaron el dibujo de tu sonrisa y tus palabras; acabaron con todo cuanto había en tu pueblo, La Colorada, ese que ahora dice la empresa canadiense que, también, nunca, nunca existió. Hasta Google Maps ya te borró.

Sólo don Salvador Rentería Escalante ha podido frenar la andanada de recursos legales de la empresa canadiense por quitarle su título de propiedad y, también, don Magdaleno Escobedo, enfundado en un cinto piteado y botas de víbora, se niega a que le arrebaten su caballo. Esa casa con huerta de membrillos y duraznos, cubierta de flores de todos colores, de don Chava, y ese caballo ligero y de rienda fina, al que han llamado “Dignidad”, son los únicos sobrevivientes de aquel paraíso conocido, por muchos años, como La Colorada, convertida en una mina que ocupa ya el décimo tercer lugar de producción de plata en el mundo. Un mundo muy lejano a las aspiraciones de estos hombres que sólo desean una vivienda como la tenían y un terreno suficientemente grande para tener caballos, vacas, perros, plantas de hortalizas, huerta frutal, varios sueños colgados de claveles y un comal grande de barro al centro del patio para calentar tortillas, frijoles y tostar chiles. Eso que ellos llaman libertad.

  • ¿PERMISOS?, LOS QUE QUIERAN

El Informe Técnico de La Colorada, elaborado por la empresa, dice en inglés en sus partes sustanciales (la traducción es del autor) algunos beneficios del porqué el gobierno mexicano obsequia extensas zonas del país, con todo y sus habitantes afectados, a estas empresas extranjeras:

“La propiedad de La Colorada fue adquirida por Pan American Silver Corp., en abril de 1998, a través de su filial mexicana de propiedad absoluta Plata Panamericana S.A. de C.V., siguiendo el programa de exploración 1997-98 mientras la propiedad estaba bajo opción. La propiedad La Colorada está compuesta por 56 reclamaciones (7 en espera de título) por un total de 8 mil 395 hectáreas (por las cuales pagó, según explica en una tabla en este mismo informe, cerca de 421 mil 241 pesos; una verdadera ganga). Además, Pan American Silver Corp. también tiene control sobre aproximadamente 571 hectáreas de derechos de superficie que cubren los principales trabajos, a saber, las minas Candelaria, Campaña, Recompensa y Estrella”.

En extractos y párrafos posteriores menciona cada unos de los permisos frente a diversas instancias del gobierno mexicano:

“El 19 de septiembre de 2005, el Ministerio de Economía de México designó a Plata Panamericana S.A. de C.V. como “ALTEX”, o empresa exportadora de alto nivel, y se registró como tal ante la Secretaría de Economía de México con el Certificado No. 2005/5838. Ese certificado se volvió a emitir por última vez el 25 de mayo de 2012. Como ALTEX, Plata Panamericana S.A. de C.V. tiene derecho a llevar a cabo actividades de importación y exportación en relación con sus operaciones y para obtener beneficios fiscales y reembolsos relacionados con dichas actividades.

“En cuanto a bienes raíces, el título de las concesiones otorgadas a Plata Panamericana S.A. de C.V., asociadas con La Colorada, se ha registrado en el Registro Público de la Propiedad de Sombrerete, Zacatecas, y no tienen gravámenes.

“Todos los documentos presentados ante la Secretaría de Hacienda mexicana con respecto a los impuestos sobre la renta y las ventas se han presentado a tiempo y según lo prescrito.

“En cuanto al Instituto Mexicano de Seguridad Social, Plata Panamericana S.A. de C.V. cumple con el pago de las cuotas sin ningún problema.

“Respecto a la Dirección General del Registro Federal de Armas de Fuego y Explosivos de la Secretaria de la Defensa Nacional, Plata Panamericana S.A. de C.V. obtuvo el Permiso General (2917-Zacatecas) en el 2000, el cual autoriza la compra, el almacenamiento y el uso de explosivos sujetos a cumplir con los requisitos del permiso. Esto se revalida anualmente. El último permiso entra en vigencia a partir del 1 de enero de 2014”.

(Nunca menciona en estas informaciones si el permiso de la Sedena les permite el uso de armas de fuego para los vigilantes de la minera)

“En cuanto a la Oficina Federal de Protección Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales y del Instituto Nacional de Ecología, tras la presentación de una declaración de impacto ambiental, denominada Manifestación de Impacto Ambiental Modalidad General y estudio de evaluación de riesgos ambientales, denominado Estudio de Riesgo Ambiental Modalidad Análisis de Riesgo, la autoridad ambiental federal otorgó aprobación para la construcción de nuevos proyectos bajo el permiso DOODGOEIA.- 007244 el 11 de noviembre de 1999. Plata Panamericana S.A. de C.V. recibió una segunda continuación de este permiso por un período de 5 años, a partir del 22 de octubre de 2010.

“La Comisión Nacional del Agua señala que la minería genera relaves, los cuales son materiales considerados desechos potencialmente peligrosos. Plata Panamericana S.A. de C.V. presentó una solicitud para convertirse en un generador de residuos peligrosos en enero de 1999 y el permiso requerido fue recibido el 26 de marzo de 2001. Este permiso no tiene vencimiento, pero requiere informes regulares que estén en regla.

“Plata Panamericana S.A. de C.V. tiene un permiso número 03ZAC103761 / 11EQGE02, de fecha 19 de septiembre de 2002, que permite la descarga de aguas en el subsuelo de la propiedad La Colorada. De conformidad con una nueva Ley de Aguas Nacionales, a Plata Panamericana S.A. de C.V. se le permite hacer uso de las aguas obtenidas de la explotación de una mina sin tener que solicitar a la Comisión Nacional del Agua un permiso o autorización”.

En cuanto a recursos locales e infraestructura Pan American Silver Corp. es muy clara en el punto 5.5, en cuanto a propiedad de los terrenos que adquirió en menos de 500 mil pesos:

“La infraestructura de la superficie de la mina La Colorada se encuentra en tierras propiedad de Pan American Silver Corp. No se prevén derechos de superficie adicionales durante la vida útil de la mina”. Punto.

  • “NO QUEREMOS DESAPARECER”

Cuando paulatinamente tiraron durante varios días sus viviendas, modificando calles, talando huertas y árboles centenarios del pueblo, los sobrevivientes a ese brutal desarraigo alimentaron poco a poco una obsesión: demostrar continuamente que son de aquí, que nacieron aquí, que viven aquí porque se enamoraron de alguien que vivía aquí, que vivieron aquí, que sus hijos nacieron aquí, que La Colorada era una población con todos los servicios, que había varias tiendas de abarrotes, restaurantes, canchas de futbol, de basquetbol, que había un cine, que vivían felices, que nada les faltaba, que todos se conocían. No es para menos, los defensores de Silver Pan American Corp. se han dedicado a demostrar que La Colorada no existió, que ha sido un invento de pueblo, que esa comunidad es un invento mafufo, que era una mina y que, por lo tanto, ellos mienten. La angustia generada es constante, demasiado violenta, estruja el corazón escucharlos decir: “es que sí existimos”.

Han conseguido una gran cantidad de documentos para demostrar que La Colorada existió como población, desde fotos, decenas de actas de cabildo de la cabecera municipal Chalchihuites, Zacatecas, libros de investigadores de la Universidad de Durango, de la Universidad de Zacatecas, actas de nacimiento, fotos familiares donde se ven sus casas, lo que hacían, las fiestas que tenían, donde se muestran los fulgurantes soles de esos años, las lluvias de aquellas tardes, los folletos históricos del lugar, las famosas carreras de gatos, las otras más famosas carreras de burros, es como aferrarse a la vida, a la existencia. “Es como hablarle a alguien de algo que estuvo ahí pero que ahora ya no; el problema es que nosotros somos también ese algo y no queremos desaparecer”, dice Ambar Esther Escalante Márquez, mientras contiene el llanto.

En algún momento de las plática con cualquiera de los lugareños siempre había un paréntesis recurrente de frases: “yo soy de aquí; ahí mero vivía donde está aquel árbol, al pie de ese cerro, cerca de la escuela, todo esto era un paraíso”, etcétera. A Miguel González le platiqué que sería bueno grabar a cada uno diciendo su nombre, edad y que dijeran desde cuándo viven en La Colorada. Le platiqué que sería muy bueno conocerlos, saber de cada uno. Se lo dije como un supuesto, como una idea. No me dijo absolutamente que lo vería o hablaría con ellos. Al otro día, en la mañana, estaban todos en una de las viviendas dispuestos a realizar la grabación y ahí conocí, también, a “los otros”.

Los otros es un grupo antagónico. La división requerida para triunfar en el litigio y la guerra. Los otros que no quisieron hablar con este medio, los otros que trabajan para la mina, que aceptaron las viviendas de lámina de comodato que no son de ellos ni tienen muebles de ellos, los que aceptaron tener un pez pequeño, un mini gato y un mini perro, los aliados de los vigilantes, los que se rindieron porque creen que a esa empresa nadie le gana, porque tiene mucho dinero, mucho poder, que compra gobiernos con tanto lingote de oro y plata que tienen. Los otros que no dejan de mentarles la madre a estos que cuando pasan por enfrente de sus casas, que les gritan que son unos pendejos por no aceptar los ofrecimientos de empleo. Los otros que se burlan y que ya se olvidaron de que en este lugar había un pueblo llamado La Colorada. Los otros que, efectivamente, ya no existen.

  • NEGOCIO REDONDO PARA EXTRANJEROS

La “Mina La Colorada”, como la nombra ya oficialmente el gobierno mexicano, es el principal bastión de inversionistas de canadienses y estadunidenses de Pan American Silver Corp., empresa que, gracias a los yacimientos encontrados en La Colorada, ocupa ya el sexto lugar de producción de plata en el mundo y la cual se autocalifica como “la segunda empresa productora primaria de plata en el mundo, creando valor a través de la excelencia en el descubrimiento de yacimientos, la ingeniería, la innovación y el desarrollo sostenible”.

El instituto de la plata señala que México es el país productor de plata más grande del mundo, con 186.2 millones de onzas (5’278,681.21 kilogramos) de plata extraídas en 2016, equivalentes a poco más de 4 mil millones de dólares estadunidenses, según las estimaciones económicas de costos de plata base de la empresa canadiense Pan American Silver Corp.

Más del 50 por ciento de toda la plata extraída en el mundo se usa en productos electrónicos, medicamentos, equipos para purificación de agua, en celdas solares, en catalizadores químicos y otros artefactos de la industria. El resto, poco menos del 50%, se utiliza en los sectores de fabricación de joyas, producción de monedas y platería. El Instituto de la Plata estima que en 2016 solo la industria electrónica compró 233.6 millones de onzas de plata.

De acuerdo con documentos de la empresa canadiense Silver Pan American Corp., el plan de negocio durante la vida útil de la mina (hasta 2027) estima obtener, por año-promedio, 88 millones de onzas de plata; 62.6 mil onzas de oro; 171.1 miles de toneladas de zinc; y, 101.1 miles de toneladas de plomo. De estas cantidades, el 88% de las ganancias provienen de la plata, apenas 3% del oro, 11% de la venta de zinc y 8% de plomo. De los ingresos obtenidos, “es probable”, dice el informe, sólo 0.5% se entregan como impuestos o regalías al gobierno mexicano.

Todo ese mineral extraído del subsuelo mexicano en La Colorada, de acuerdo a los informes hasta 2014 de Pan American Silver Corp., tiene tres canales de comercialización importantes: el primero y más primordial es el contrato celebrado con la multinacional, con sede en Inglaterra, Johnson Matthey Inc., la cual se interesa en los millones de onzas de las barras doré de oro y plata; MK Metal Trading GmbH, compra los concentrados de plomo; y la multinacional Metagri S.A. de C.V. compra los concentrados de zinc. Las tres tienen relaciones comerciales con Minera Frisco, mediante sus subsidiarias, propiedad del magnate mexicano Carlos Slim Helú.

  • EL SENTIMENTALISMO DE SER

Un secretario general del ex gobernador de Zacatecas, Miguel Alonso Reyes, del cual ya no recuerdan su nombre, en sus amplias oficinas después de escuchar exponer a cada una de las 18 familias de La Colorada el porqué preferían vivir en una casa de adobe que en una casa canadiense prefabricada de lámina, la cual ni siquiera y nunca sería de ellos, a sentarse en un bote y tener marranos y chivos que ver televisión todo el día, les dijo que por esa “forma de pensar eran unos sentimentalistas”.

Esa vez, dice doña Felicita Guerrero Pasillas y Aira Triana Tellez, se dieron cuenta que el gobierno y los gobiernos estaban a favor de la empresa. Los funcionarios son sus vasallos, están para convencernos de aceptar los ofrecimientos miserables de la rica empresa canadiense.

Las dos mujeres mayores de 50 años, hablan en la misma sintonía de las 18 familias: “Nosotros queremos dos hectáreas de terreno, una casa de adobe o como la que teníamos, nuestros corrales, luz, drenaje, un lugar como era nuestra comunidad de La Colorada, un lugar de nosotros; eso no es mucho pedir ni tampoco es sentimentalismo”.

  • “NO SUPIMOS QUÉ HACER, ENTRAMOS EN SHOCK”.

No teníamos nuestra casa fea, la teníamos bien pintada. Bien arregladita, se nos hacía muy triste lo que pasaba. Y entonces nos cambiamos, qué más hacíamos. Nos venimos a estas casas de lámina, pero con todo eso ya no pudimos recibir a nuestra gente porque estaba prohibido también celebrar fiestas en diciembre, festejar cumpleaños, reuniones familiares, carnes asadas, todo eso. Ni siquiera podíamos lavar y tender la ropa.

Nuestra vida cambió, entramos en un shock, no supimos qué hacer, estábamos aturdidos. Les dije de qué voy a vivir, yo vivo de mis gorditas. No, pero es que ya no va a poder doña Adela, ya no va a poder. Sólo hubo restricciones. Los planes eran sacarnos de a poquito, pero como nos fuimos resistiendo se calmaron un poco. Pero siempre están viendo qué hacemos, no puedes salir porque luego luego se te echan encima y te intimidan. A los otros les pusieron comedor y tienda, pero esos están de su lado, ellos.

Y a nosotros no nos quieren tener nada con nosotros y pues nosotros no les hacemos nada a ellos. Solo nos han dividido. Fueron a los primeros que les dieron estas casas por bien portados y había muchos a los que no nos iban a dar casa. Nos dijeron que nos iban a tumbar la de nosotros y nos iban a prestar esta casa. Yo vendí mi comida por un tiempo, pero luego la empresa les prohibió que me compraran y tuve que cerrar. Ya nadie me compraba, esto se puso muy feo.

Se vivía muy bien en La Colorada, teníamos animalitos y pues nos ayudaba mucho para pasarla bien. Muchos trabajábamos en la mina, pero era muy diferente. Nosotros, pues como nos prometieron un buen trabajo, actuamos de buena fe y nunca pensamos que nos iban a quitar lo que teníamos desde hace muchísimos años, nuestra vida habitual. Ellos lo hicieron solapados por el gobierno pero lo hicieron sin hacer los procedimientos adecuados. Ellos no sólo nos querían correr, querían que nos fuéramos de aquí.

Yo tenía dos casas. Primero me tumbaron una y, después, me mandó hablar el ingeniero, el gerente, se llama Juan Villegas y me dijo que si tenía escritura de la casa, le dije que no, que no tenía. Entonces me dijo que me tenía que salir y le dije que no, pero me advirtió que si no me salía me la iba a tumbar. Y le dije que no podía hacer eso y que no me iba a salir. Bueno, no les voy a tirar la casa pero les voy a quitar los suministros de luz y agua. Pero la situación cambió porque vinieron algunos contratistas y me destecharon el baño. Unos días después tuve que salir para Chalchihuites y me dijeron que ya la habían tumbado, incluso por poco matan a mis hijos porque estaban adentro de la casa.

Ellos nos chantajeaban que si no hacíamos lo que ellos querían nos iban a quitar el trabajo y nos han hostigado mucho con sus vigilantes.

Desde que llegó la minera canadiense todos los ojos de agua se secaron. Este era un lugar que tenía muchos ojos de agua y estaban muy bonitos, llenos de agua cristalina, pero ya se secaron todos porque los de la mina se la pasan extrayendo muchísima agua todo el tiempo, día y noche. Y así ha pasado en toda esta región, ya muchas huertas se han secado.

Tambien muchas aves y animales se mueren en los alrededores de la mina, cerca de las presas porque son aguas venenosas porque usan grandes cantidades de cianuro. Han contaminado mucho este lugar. Todo se está muriendo, hasta las plantas y árboles.

 

Me imagino que si hubiéramos sido más unidos hubiera sido más fácil la lucha. Se nos complicó mucho esta lucha porque no teníamos conocimiento ni orden y no lo tenemos todavía, no sabemos a lo mejor ni hablar ni expresarnos ni explicar lo que nosotros sentimos pero hasta ahorita seguimos en la lucha.

Ahorita lo que dice la empresa es que nosotros no hemos existido y nunca hemos existido aquí, que nosotros somos de diversos lugares y municipios, que aquí no ha habido ni existido ninguna comunidad, eso es lo que ellos argumentan para despojarnos de nuestras tierras. Nosotros el propósito que tenemos es hacerlos ver que sí existimos, que somos de aquí, que sí somos gente de aquí, porque tenemos nuestras actas de nacimiento, boletas de calificaciones, credenciales, hay escritos del municipio que nos reconocen como comunidad, etcétera, hay muchísimos testimonios.

Ellos saben que están mal. Cuando derribaron nuestro pueblo, cuando acabaron con todo lo que conocíamos, pusieron las banderas canadienses. Después las quitaron porque saben que están mal. Nuestros ideales, ahora, son por los mismos por los que peleó Zapata hace poco más de 100 años: por tierra y por libertad, porque si el gobierno mexicano no nos defiende, entonces, ¿quién nos va a defender?


  • DOCUMENTO ÍNTEGRO DE LA POLÍTICA CORPORATIVA EN RESPONSABILIDAD SOCIAL DE SILVER PAN AMERICAN CORP
  • Pan American Silver Corp. se compromete a operar en todas sus minas y proyectos en armonía con las comunidades donde se encuentran.
  • Cumplir o superar los estándares de la industria para la participación de la comunidad, adhiriéndonos a las leyes y reglamentos de los países y las regiones en las que operamos;
  • Esforzarnos para involucrar a nuestras comunidades de manera oportuna, inclusiva, honesta, transparente y culturalmente adecuada, antes de emprender cualquier actividad importante y en los momentos apropiados durante todas las etapas de la vida de un proyecto;
  • Monitorear, mejorar de forma continua e informar públicamente sobre nuestras actividades relacionadas con la RSE y nuestro desempeño;
  • Promover la salud, la educación y los programas de desarrollo sostenible que puedan potencialmente hacer una diferencia positiva en las áreas en donde operamos mientras promovemos un medio ambiente seguro para nuestras comunidades;
  • Ayudar al desarrollo local y regional mediante la capacitación, el empleo y el fomento de oportunidades para las pequeñas empresas, donde sea beneficioso para ambas partes y;
  • Atenernos a las leyes establecidas en relación a los derechos humanos en los países donde operamos, respetando también la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención de los Derechos del Niño.

Hasta ahora, en la comunidad La Colorada, estos propósitos no se han cumplido.