Colombia

La Colosa y el juego de la desinformación

NUEVO DÍA

Domingo 16 de Agosto de 2009

CARLOS EDUARDO MONTEALEGRE HERNÁNDEZ (*)

Es tanta y tan diversa como contradictoria la información que los diferentes medios han puesto a disposición de la comunidad sobre La Colosa que, a estas alturas, es difícil saber quién tiene la razón: los contradictores o los promotores del proyecto.

Las primeras diferencias surgen con los permisos y el área para adelantar la exploración. En esta etapa se establece, mediante muestreo, la cantidad de oro, su ubicación y distribución. Normalmente, una empresa minera no requiere de permisos o licencias ambientales para explorar. A Anglo Gold Ashanti se le exigió permiso para explorar y la autoridad ambiental lo otorgó para un sector de aproximadamente seis hectáreas, área que representa un poco más del uno por ciento del proyecto completo, que es de 515 hectáreas. Hay consenso en que el mineral esta distribuido superficialmente, pero el método de explotación no podrá ser definido hasta tanto se concluya la etapa exploratoria.

Por lo demás, buena parte de los temas ambientales relacionados con la mina son objeto de desinformación o de referencias parciales. Por ejemplo, los opositores dicen que para obtener un kilogramo de oro es necesario remover 150 toneladas de tierra y que la remoción diaria podría ser de 600 mil; para cumplir con esta tarea se necesitaría que 500 volquetas de 50 toneladas cada una, realizara un viaje de ida y regreso en una hora durante las 24 horas del día, situación que parece improbable.

El tema del agua no es ajeno a controversia e imprecisiones. Se estima que La Colosa utilizará 600 millones de metros cúbicos al año, equivalente a 70 mil metros cúbicos por hora; los defensores hablan de 250 metros cúbicos por hora. Para tener algún punto de referencia, un hogar promedio consume 20 metros cúbicos al mes y una piscina olímpica contiene dos mil 500 metros cúbicos. Según los defensores, La Colosa utilizaría el equivalente a diez piscinas por día y agregan que Usocoello consume diariamente 691 piscinas.

De otra parte, según Cortolima, en la zona de explotación se encuentran 161 nacimientos de agua; los defensores mencionan dos: La Colosa y La Arenosa. Aquí, además del número de nacimientos existentes, el punto es cuántos de ellos se verán afectados en términos de su caudal y la calidad del agua.Algún opositor en internet se preguntaba con toda razón: "¿Qué pasará con el milenario bosque de niebla, su biodiversidad y las especies en vía de extinción que allí habitan?"

Sus defensores argumentan que la reserva forestal se perdió desde hace treinta años, como resultado de la actividad agrícola y ganadera de la zona.
Argumentan que hoy sólo hay potreros y apenas queda un cinco por ciento de bosque primario. Existen muchos interrogantes sobre asuntos no menos importantes: el uso del cianuro, la eventual contaminación de los depósitos subterráneos de agua y la lluvia ácida generada por las emanaciones de óxido nitroso son algunos de ellos. Sin embargo, no quiero dejar de mencionar la etapa del cierre de la mina.

Al igual que con las anteriores, sobre esta hay diferencias entre las partes: en un extremo, nos describen un paisaje desolador caracterizado por montañas de piedra y tierra, similar al resultado final de la explotación minera en Yanacocha (Perú); los defensores en cambio, presentan las fotografías del proyecto Island Copper en Canadá, al que le falta poco para ser un paraíso, porque la empresa minera asumió seriamente el proceso de restauración del hábitat.

El Gobierno, como responsable de la decisión final, debe informar a la ciudadanía con argumentos técnicos, exactos, oportunos y objetivos para evitar esta proliferación de información que responde a intereses particulares y sesgados. Es deber del Gobierno recurrir al concepto de un experto, no vinculado a ninguna de las partes, cuya opinión ayude al Tolima a tomar la mejor decisión desde el punto de vista ambiental, técnico, económico y social.

(*) Economista, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas.Universidad de Ibagué.

La Colosa: ¿El juego de la desinformación o la estrategia de la precaución?

NUEVO DÍAJueves 20 de Agosto de 2009 

CRISTIAN CAMILO FRASSER LOZANO
En columna publicada el pasado 16 de Agosto en el diario EL NUEVO DÍA, el profesor Carlos Montealegre caracteriza el proyecto minero La Colosa como un juego de la desinformación, y concluye que el Gobierno debe intervenir para regular la producción de información veraz y oportuna.

Para el debate, siempre será saludable que personas ligadas a la academia sometan al escrutinio los temas cruciales de la coyuntura departamental. El ejercicio realizado por el profesor Montealegre tiene la virtud de invitar al debate desde la academia, y el defecto de caracterizar la situación como una simple falla de información. El profesor Montealegre afirma que normalmente no es necesario que las empresas tramiten permisos de exploración.

Sin embargo, soslaya que de acuerdo con la ley 2da de l959, en zonas de Reserva Forestal sí es necesario ese tipo de permisos. La multinacional inició trabajos en la zona sin solicitar dicha autorización, lo que le ha valido una investigación por parte del Min. Ambiente.

El profesor Montealegre, subraya que el permiso sólo representa el uno por ciento del total del área solicitada, pero omite que en la resolución 814 (equivalente al permiso de exploración) esas hectáreas no están georreferenciadas.El economista en mención, señala que existen imprecisiones y referenciales parciales en las cifras puntuales sobre remoción de roca y consumo de agua.

El método científico, permite realizar pronósticos del comportamiento de variables a partir de la simulación de distintos escenarios, con lo cual, el margen de imprecisión y error se disminuye. Los economistas conocen bien este método, pues construyen rangos en los que se encontraría el valor esperado de una variable. En ese sentido, la cantidad de material rocoso que se remueva depende del tenor por tonelada de roca.

La cifra de 600 mil toneladas diarias corresponde a la experiencia en Yanacocha-Perú, y en efecto, es exagerada para dimensionar el proyecto La Colosa, pero con experiencias internacionales similares, se pueden calcular rangos más aproximados. Si el tenor oscila entre 1 y 2 gramos por tonelada de roca, ha dicho la Procuraduría Agraria del Tolima, el material rocoso que se removería estaría entre 25 mil y 50 mil toneladas diarias, con una consideración adicional, en el área del yacimiento existen pendientes de hasta 45 grados, lo que genera gran dificultad para su manejo y aumenta la probabilidad de contaminación.

En el tema del agua, un especialista reconocido internacionalmente, como Robert Moran, estima un consumo de agua, entre 630 y 950 millones de metros cúbicos por año. Sorprende que el profesor Montealegre afirme que existe consenso sobre el tipo de mineralización pero no sobre el tipo de explotación. Si se acepta que el mineral se encuentra diseminado en pequeñas cantidades (oro invisible o microscópico), su forma de explotación es minería a cielo abierto. El tipo de mineralización determina el tipo de explotación.

Adicionalmente, por estudios de la Procuraduría y Cortolima, se conoce la importancia ambiental que representa la zona, por ejemplo, según Cortolima, en el área se hallan 63 especies de aves, entre ellas, el Perico Paramuno en vía de extinción.Por todo lo mencionado anteriormente, sugiero que la conclusión a la que llega el profesor Montealegre es equivocada.
En primera instancia, olvida que con la resolución 814 los estudios de monitoreo y seguimiento ambiental, serán seleccionados y contratados por la multinacional, haciendo inviable la idea de que el Gobierno realice estudios técnicos independientes. Y en segunda medida, porque si bien es cierto que aún no se cuenta con información más amplia y profunda sobre el tema, también lo es que existen datos perfilados sobre los posibles efectos ambientales, económicos y sociales del proyecto minero que lo configuran como una amenaza potencial.

Y en ese sentido, la actitud correcta es asumir el Principio de la Precaución contemplado en el Numeral 6 del artículo 1ero de la ley 99 de 1993, que estipula: "cuando exista peligro de daño grave e irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces para impedir la degradación del medio ambiente".

En un símil con la teoría de juegos desarrollada por la ciencia económica, y que el profesor Montealegre conoce bien, si el proyecto minero es el juego de la desinformación, entonces, el óptimo para los tolimenses consiste en que los ciudadanos utilicen como estrategia dominante el Principio de la Precaución. De ahí, que el movimiento ambientalista hace bien en informar a la ciudadanía sobre los riesgos que trae consigo el proyecto minero.