Perú

El oro amargo del Perú

Ocre, púrpura, gris topo.

En el crepúsculo, los colores estupefacientes de la gigantesca montaña se funden poco a poco en la sombra. Ambiente lunar. El autobús, partido de Lima, al borde del mar, menos de cuatro horas antes, acaba de pasar el paso de Ticlio, a 4.800 m de altitud.

El oxígeno es raro. Nadie se mueve en el autobús. Abajo la carretera, un arroyo anaranjado sale de lagunas marrónes. Algunas máquinas empujan tierra.

O mineral quizá, salido del vientre de la montaña. La carretera pasa delante de dos llamas en su corral y desciende en la cuenca donde fluye el río Mantaro, hacia el Oroya y sus treinta mil de habitantes, sesenta kilómetros más abajo.  "El Oroya, es la capital minera de toda la América Latina" explica el Padre Aurelio, uno de los vicarios de la parroquia católica de la ciudad. Aquí, se funden y refinan minerales aportados por las minas peruanas y también de Chile y Bolivia.

La vieja fábrica, instalada en el hueco del valle desde los años veinte, es la madre de la ciudad: antes de su construcción sólo pasaban aquí pastores. Una "madre" monstruosa: la fábrica da trabajo a los habitantes y mata a sus niños.

En 2006, un estudio del Instituto Blacksmith, de Nueva York, publicó una lista de los diez lugares más contaminados del mundo: Chernóbil, en Ucrania coeándose la Oroya.

Aquí, los bebés nacen a menudo a siete u ocho meses de embarazo y los niños tienen en el cuerpo cantidades que confunden de plomo y arsénico, algunos de numerosos agentes expilsados en el aire por una chimenea colosal.

Por momentos, sobre todo la noche, la ciudad se convierte en una "cámara de gas". Una esperanza en medio del desastre En un local parroquial que hace el oficio de cocina, los voluntarios preparan una comida para los ancianos más pobres.

Rosa, de la que el marido acaba de hacerse despedir después de trece años de trabajo a la fundición, tiene cuatro niños. Los análisis revelaron que uno ellos tenía 160 microgramos de arsénico orgánico por decilitro de orina.

Otro 120 microgramos. Para el agua potable, la OMS fija en un microgramo por decilitro la cantidad más allá de la cual el arsénico es peligroso. Otra madre, Maribel, habla penosamente de la salud de su hijo Edison, 9 años: "Carece de hemoglobina.

Tiene 105 microgramos de plomo por decilitro de sangre." Diez veces el límite tolerable, según la OMS. Maribel prosigue: "En la escuela, tiene dificultades. ¡Es agresivo! " El plomo ataca el sistema nervioso.

Así como las lluvias ácidas generadas por los rechazos de dióxido de sufren atacan los techos de chapas de los cuchitriles de la ciudad y decapan a blanco la roca de la montaña. ¿Qué esperanza en el desastre? "El Mantaro revive."

Tres palabras para decir un impulso, un proyecto, realizaciones. Para los niños de Maribel y Rosa, como para 1.400 otros aquí y en los pueblos circundantes, "EL Mantaro revive" es un seguimiento de su salud y la distribución de complementos alimentarios cuando tienen más de 20 microgramos de plomo por decilitro de sangre.

Un programa que afecta también ancianos, mujeres embarazadas, las mujeres encarceladas con sus niños. Maribel espera para sus hijos: "Desde hace tres meses, con una alimentación más rica, va mejor" "La mesa de diálogo está abierta"

Pedro Barreto, 65 años, arzobispo jesuita de Huancayo, la gran ciudad a dos horas de carretera más abajo de La Oroya, es el iniciador discreto e inspirado en "EL Mantaro revive". El apoyo a la población La Oroya y los alrededores por el programa de salud no es más que un aspecto.

Es necesario también saber, incluir y actuar juntos. "EL Mantaro revive" así realizó una extensa campaña de análisis del agua y los suelos con el fin de evaluar los niveles de contaminación aguas arriba y más abajo de La Oroya. Ya que a la contaminación del aire de esta ciudad ahumada – debida a Doe Run Perú, la sociedad explotando la fundición – se añade la del agua que absorbe de las minas aguas arriba. Por dos vías, el túnel Kingsmill – una clase de alcantarilla cavada a quinientos metros bajo tierra – y el lago Junín, de donde surte el río Mantaro, de las empresas, extranjeras generalmente, que lastran de cobre, antimonio, cinc, plomo y arsénico las aguas que corren hacia los canales de riego de los cultivos del valle, lejos río abajo.

Pero el corazón de la acción de Pedro Barreto, es la Palabra. Verdadera, libre, nunca agresiva para las personas. Mientras que el arzobispo acababa de ser nombrado, hay cinco años, la Doe Run Perú, más que hacer los trabajos de adecuar a las normas sus viejas instalaciones para respetar la ley peruana sobre la contaminación, hizo presión sobre sus obreros: la empresa podría cesar sus actividades.

No tendrían más trabajo. Por miedo, los obreros se pusieron en huelga y cortaron la carretera procedente de Lima.
En el paso de Ticlio, dos viajeros que descendieron del autobús para incorporarse a pie a su destino al llevar sus maletas se murieron: su corazón, en falta de oxígeno, ha fallado.

El Gobierno cedió a las exigencias de la empresa. "Al principio de mi misión, escuché, observé y sentí un llamado muy fuerte para elevar la voz contra la situación de contaminación en La Oroya y proponer una solución a construirse conjuntamente" recuerda Pedro Barreto, convencido con Juan-Pablo II que "el respeto de la dignidad humana está vinculado al de la Creación."

Hace entonces un llamamiento a todos los protagonistas de la sociedad civil – municipios, comunidades campesinas, empresas, ONG, Iglesias. – por reunirse alrededor de una mesa para dialogar. "En la época, eso no interesaba a nadie.

En la actualidad, la mesa de diálogo de "EL Mantaro revive" une a doscientas instituciones de la región del lago Junín para buscar una solución íntegra a la "recuperación" de la cuenca del Mantaro" constata con una ligera sonrisa. Pero denuncia también una "consecuencia de graves irresponsabilidades por parte del Estado, la empresa y de la propia sociedad, que deja a la gente aceptar trabajo al precio de su salud."

Las calumnias que sufre por su cuestionamiento de las fuerzas de poder y de dinero no bastaron a detener al hombre de fe. Confía: "A mi edad, querría estar tranquilo, leer, rogar. Me siento limitado, frágil. Pero tengo la convicción de fe que Dios me pide un amor de servicio. Que me hizo el regalo de la vida, de la vocación sacerdotal.

Dejo al Cristo buen pastor guiar mi vida. Tengo mucho temor porque Jesús me pide decir cosas que humanamente no diría. Y esto me acerca él. Hablé a los Ministros, a los ejecutivos de las empresas mineras, a las autoridades. Tropecé con una roca de insensibilidad. Y en algunos casos, las autoridades se comportan como propietarios de la vida y la Creación de Dios.

Pero la recepción, la esperanza de la pequeña gente, de los humildes, he aquí la motivación que me conduce a seguir con coraje a Jesús." El hombre sereno se animó. "Sí, voy a intentar convencer al que se siente rico que la mejor manera de mantener su esperanza, es dar ellos mismos la esperanza a los pobres" concluye Pedro Barreto.

En Francia, cuando un municipio acoge una industria, saca partido de la riqueza producida en ella ingresando un impuesto profesional (sic). Aquí, después de ochenta años de presencia industrial, las basuras son todos los días arrojadas al río, a falta de equipamientos.

¿Dónde está la riqueza extraída de las montañas? Fabrice Pénasse, encargado de la misión América Latina Caribe del CCFD, hace una constatación tremenda:

"En el Perú, la industria minera representa más de un 45% de las divisas generadas por las exportaciones. Sin embargo, sólo cuenta para un 4% en los ingresos fiscales del país. ¿Y las empresas mineras sólo dejan al Estado, con cargo al impuesto de sociedades, un 13% del valor total de sus exportaciones." ¿de quién es la falla?

¿De un sistema sobre el cual no se puede actuar? ¿O de personas, como el propietario de Doe Run Perú, el multimillonario Ira Leon Rennert? ¿De el Estado peruano, que hace todo para favorecer la instalación de empresas mineras sobre las tierras administradas por comunidades campesinas?

Por cierto, ¿los metales de La Oroya no se encuentran en nuestras casas, nuestros coches, en la electrónica de nuestros ordenadores? ¡A cada uno su responsabilidad! Christophe Chaland Con el CCFD-Tierra solidario en Perú El CCFD-Tierra solidario recibió de la Conferencia Episcopal de Francia la misión de animar la campaña de Cuaresma para la solidaridad internacional.

Esta ONG financia quinientas iniciativas en el mundo cada año. En Perú, apoya la acción de la Comisión Episcopal de acción social (CEAS) presidida por Monseñor Barreto. El actual Gobierno peruano efectúa una política liberal sin plan de desarrollo social y criminaliza el que se opone. En este contexto, el CEAS defiende los derechos de las comunidades campesinas amenazadas de expropiación por las empresas mineras y denuncia el impacto negativo de sus actividades en el medio ambiente, la vida de las poblaciones y el desarrollo económico de la región.

El CCFD-Tierra solidario les invita que encuentren a Monseñor Barreto en Port-de-Bouc (Bouches-du-Rhone) el sábado 14 de marzo, en los Alto-Alpes y l’Herault entre el 15 y el 29 de marzo.

www.ccfd.asso.fr