Guatemala

VECINOS DEL ORO

Viviendo al lado de una mina

por Andreas Boueke, periodista independiente

La casita se mira igual a tantas otras que existen en las montañas del departamento de San Marcos. Los ladrillos son de barro, el piso es de tierra, el cielo esta tapado con láminas viejas. Los habitantes son personas humildes, o más bien empobrecidas. Han tenido pocas oportunidades de superación. Han aguantado hambre, violencia, marginación, falta de atención médica. Una mujer joven esta acostada en una cama de metal oxidada, en la que dio luz a su nena. "Nació hace siete días. Vino de repente," relata la madre mientras que pone su brazo encima de la beba en un gesto de protección. "Tenemos miedo. Pues, de repente el techo se nos pueda caer encima."

las casas rajadas de Agel

A la par de la cama se mira una gran rajadura en la pared. El repello y los ladrillos se están partiendo. Hay grietas en todos lados de la casa, debajo de las ventanas y encima de las puertas, en el muro del patio y en el piso del baño. Se puede sentir el viento que esta entrando a través de las rajaduras. Más que sesenta casas de la aldea Agel en el municipio de San Miguel Ixtahuacán están rajadas, inclusive la de Walter Pérez: "Se empezó a rajar hace tres años, cuando la empresa estaba utilizando explosivos fuertes. A cada rato hubo temblores."

La gente de Agel teme por sus viviendas. Dicen que el fenómeno de las casas rajadas no se había visto en la aldea antes de que la compañía minera iniciara sus labores en el municipio. Se recuerdan de las detonaciones fuertes que oyeron al principio. La mina Marlín esta ubicada a unos dos kilómetros de distancia hacía Agel. Confrontado con las quejas iniciales, la compañía minera Montana reaccionó con cambiar el tipo de explosivos. Ahora esta utilizando dinamita menos potente, pero aún así los temblores todavía se pueden sentir, afirma Walter Pérez: "La construcción de una casa significa un gran esfuerzo para nosotros. No tenemos dinero. Es triste que ellos vinieron a perjudicarnos."

El campesino tiene que hablar en voz alta por el tráfico constante que pasa cerca de su cocina pequeña. Los vehículos y camiones grandes de la compañía atraviesan el pueblo por una calle de terracería. El ambiente se llena de ruido, humo y polvo, por lo que la madre en la cama tapa la carita de su nena recién nacida con una toalla delgada. Se recuerda de que una vez vino un señor: "Dijo que era de parte del Ministerio de Energía y Minas. Pero era mentira. El trabaja en la empresa. Yo le he visto trabajando allí. Llegó a ver y dijo que las grietas eran por los instrumentos que nosotros usamos en nuestras casas, o por fallas en el trabajo de los albañiles. Pero mi casa fue construida hace ocho años y antes de que empezaron las explosiones no habían tales rajaduras. Estas bombas se sienten. Truenan. De una vez tiembla la tierra. Estamos tristes y angustiados. No podemos irnos a otro lado. Esta es la única casa que tenemos."

Líderes de la comunidad de Agel han denunciado el problema ante varias instancias nacionales e internacionales. No han tenido solución. Al contrario. Fernando Pérez Bámaca resultó encarcelado. "Cuando muy empezaron las detonaciones, en el año 2006, fuimos a hablar con la gerencia de Montana," relata. "Dijeron que las grietas no eran por ellos. Su argumento fue que pueden haber sido causadas por la música de las iglesias evangélicas. Todo fue negativo."

Frustrados con la falta de respuesta a sus peticiones, algunos pobladores bloquearon el acceso a la mina Marlín, lo que resultó en un proceso jurídico. "Fuimos a saborear amargamente la cárcel," dice Fernando Pérez Bámaca. "Fuimos a saborear amarguras en el juicio."

pobladores a favor
Durante más que un mes el autor de este reportaje intentó hablar con representantes de la gerencia de Montana. Pero no se pudo concretizar una entrevista ni en San Marcos, ni en Quetzaltenango, ni en la capital. En cambio algunos de los pobladores que están a favor de la actividad minera accedieron a contestar preguntas. Uno de ellos es Carlos Domingo: "Aquí no hay fuentes de trabajo. La mina nos trajo empleo. Creo que tiene dos mil personas trabajando. Por eso nos mejoramos, mejoramos la situación de vida. Ya no tenemos que bajar a trabajar en las fincas de la costa. Estamos viendo que la gente antes ni un caballo tenía, ahora tiene motos y hasta carros."

Otro poblador, Adan Bámaca, vive a pocos metros de la entrada de la mina. Ha estado trabajando adentro durante casi dos años. "Es un gran desarrollo. Anteriormente la gente de aquí andábamos muy mal económicamente. Éramos los más pobres del área. El empleo nos ayuda a continuar con nuestros estudios. Ahora podemos superarnos."

La controversia sobre la actividad minera ha dividido a la población. "Alguna gente se opone a la minería," dice Adan Bámaca. "Una vez estuvimos con mis hermanos en una aldea. Nos iban a linchar, porque se dieron cuenta de que estamos trabajando para la empresa. Pero pienso que el trabajo es algo decente, no es un delito."

La minería de oro a cielo abierto ha provocado discusiones sobre el impacto ambiental. Adan Bámaca esta convencido de que la mina Marlin no causa contaminación: "Nosotros trabajamos allí y podemos afirmar de que se cumple con todas las normas de seguridad ambiental."

el agua
Pero no toda la gente esta convencida. Fausto Valiente de la Comisión de Paz y Ecología, COPAE, de la diócesis San Marcos, trabaja como técnico en el monitoreo de la calidad de agua en los alrededores de la mina. "La contaminación se da a largo plazo. No se puede ver de la noche a la mañana, ni en un año, ni en dos años. La contaminación se pueda ver en diez, en quince años. Tal ves cuando la empresa ya no este trabajando aquí."

Cada mes el equipo técnico de COPAE, apoyado por pobladores del lugar, toma muestras de agua en diferentes ubicaciones cercanas a la mina. "Este trabajo lo deberían hacer las instituciones del gobierno como el Ministerio de Ambiente o el Ministerio de Minas," opina Fausto Valiente. "Pero ellos nos comentaron que no cuentan con los recursos económicos necesarios. Por eso lo esta haciendo la iglesia católica de manera independiente."

El técnico anota algunos resultados del monitoreo en su cuaderno, la temperatura del agua, el PH y la conductividad eléctrica. Más tarde las muestras serán analizadas en un laboratorio. Fausto Valiente quisiera comparar estos resultados con los de un monitoreo similar que esta llevando a cabo la compañía Montana: "Ellos deben realizar un monitoreo ambiental. Hacen análisis de aguas, pero no conocemos estos resultados. El Ministerio de Ambiente y el de Minas deberían publicar estos resultados. Hemos intentado obtenerlos, pero por el momento no hemos tenido respuesta positiva. El gobierno debería proteger e informar a la población, mostrando estos resultados. No sé porque no lo esta haciendo."

También los pobladores de la aldea Agel están preocupados por el agua. Cada vez tienen menos. Anteriormente podían abastecerse en unas fuentes naturales que existían en los alrededores del pueblo, pero ya no se puede ver el agua fluyendo. Solamente hay un charco pequeño: "Aquí sacábamos agua para tomar, para beber, para bañarnos," dice un vecino. "Antes eran nacimientos que nunca se secaban. Ahora vemos que ya no hay agua, ya no corre, ya no tiene su salida."

Cada familia de Agel necesita alrededor de 60 litros de agua al día. El estudio ambiental de la empresa Montana indica que la mina Marlin necesita 250 mil litros de agua cada hora. La aldea Agel se encuentra a una altitud encima de la mina Marlin. La gente sospecha que sus fuentes de agua se están secando porque la actividad minera esta bajando el nivel del agua subterráneo.

denuncias sín resultados
Los vecinos de la mina han tratado de mantener la calma. Pero a algunos se les esta acabando la paciencia. Un poblador se pregunta: "?Como es posible que esto se haga, sin respetar a nuestros derechos? ?Acaso nosotros no valemos nada?"

Muchos quieren seguir el camino de la denuncia: "Hemos utilizado la sabiduría. Vamos a seguir peleando, ya sea ante las instancias nacionales o ante las instancias internacionales." Pero también hay voces decepcionadas: "Si esto no se resuelve, si el gobierno no escucha, si los gerentes de la empresa no reaccionan, va a haber un momento en que van a ocurrir acciones bastante drásticas." Advierten: "Ya se ha denunciado, ya se ha platicado con ellos, ya se ha presentado documentos al estado. Pero no nos quieren escuchar. Bueno, será muy asunto del gobierno, muy asunto de la empresa. No nos hacemos responsables de lo que pueda ocurrir."