Perú

¿QUIEN INCENDIA LA PRADERA?

LA REPUBLICA
Miércoles, 12 de Septiembre 2007
  Chachi Sanseviero.

Las encuestadoras han estado compitiendo en quién da el índice más alto de aprobación al Ejecutivo por sus rápidos reflejos ante el sismo que asoló la Región Ica. Sería mezquino negarlo como estúpido desconocer el desamparo ciudadano ante esta catástrofe que, sumado a la improvisación y al caos, hizo más dolorosa la tragedia.

A un mes del sismo, los escombros permanecen en un 95% por falta de gestión y escasa maquinaria pesada, pese a la promesa presidencial de levantarlos en una semana.  No debe sorprendernos entonces, la impaciencia de los pobladores damnificados. Llamarlos provocadores por los desmanes ocurridos este fin de semana en Pisco es un acto más de soberbia y de miopía histórica. La paciencia de los excluidos es infinita pero basta una chispa para que esta se desborde con consecuencias impredecibles. Las encuestas reflejan un estado de ánimo ante las expectativas fomentadas por una prensa generosa en resaltar el entusiasmo del gobierno por grandes proyectos que huelen más a buenos negocios que a resolver urgencias de los que han perdido todo en el desastre.

Es curioso el boom de concesiones que han surgido a raíz del sismo, como si la gestión de Alan García hubiera comenzado el 15 de agosto y la Región Ica abarcara todo el territorio nacional. Mucho antes canjeó su programa de gobierno por los intereses privados, mientras los grandes temas nacionales duermen el sueño de los justos.

El APRA y la CONFIEP han olvidado el mensaje electoral. El Dr. García ya no recuerda por qué tiene menos congresistas que el grupo liderado por Humala y por eso avanza de crisis en crisis, postergando la justicia que no llega. Hoy los agricultores de Piura, llamados por el Presidente "agitadores comunistas" porque se oponen a que la minera Majaz contamine sus ríos y sus tierras productivas, convocan a una consulta popular.

Si las utilidades de las grandes mineras prevalecen sobre los intereses de estos peruanos olvidados, quedará claro entonces, quién es el que incendia la pradera.