Latinoamerica

22 DE JULIO, DIA MUNDIAL CONTRA LA MINERIA

El Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina, OCMAL se suma al llamado mundial que cada año en esta fecha se realiza, para expresar la indignación por los efectos que causa la minería en todo el mundo.

Vemos con preocupación la permanente presión de las empresas mineras y los gobiernos que las patrocinan, sobre las comunidades y ecosistemas que muchas veces son brutalmente agredidas para dar paso al extractivismo minero desenfrenado.

A pesar que ese extractivismo minero no hace más que profundizar las desigualdades, la injusticia, la pobreza, la corrupción y la dependencia en muchos países, vemos que las elites gobernantes sostienen el modelo extractivista como única opción económica, sin medir sus consecuencias.

Gobiernos conservadores, neoliberales y alternativos, defienden el extractivismo minero como si fuese la respuesta a los innumerables problemas que viven nuestras sociedades.
Por el contrario, vemos como ese modelo de explotación brutal de minerales, condena cada vez más a las comunidades a la pobreza, el desarraigo, la violencia, la crisis ética, la corrupción de la política.

No solo sobre la tierra, arrollando ecosistemas frágiles y desplazando comunidades. También el el fondo marino, sin medir las fatales consecuencias para la sobrevivencia del planeta.
La actividad minera ya ha producido suficientes crisis hídricas en países de la región, además de poner la energía a su servicio, con las tremendas consecuencias que vemos a diario.

Es por ello que la minería muestra tal grado de conflictividad en el mundo.
América Latina es una muestra de lo que sucede a nivel planetario. Con mas del 25% del aporte en minerales a nivel mundial y con enormes yacimientos de varios minerales tanto metálicos como no metálicos, expresa a través de la conflictividad con la actividad minera, su desacuerdo con el extractivismo minero.

Nuestro mapa de conflictos mineros de América Latina registra ya casi 250 conflictos entre comunidades, empresas mineras y Estados y pone de relieve el carácter brutal de la conflictividad con más de 170 casos de criminalización que afectan a defensoras y defensores de derechos frente a la minería.

Mientras crece la presión por explotar minerales a como dé lugar, aumenta también el rechazo a la actividad en todo el mundo.

Imaginarse un mundo sin minerales es casi imposible, pero uno donde estos estén al servicio de las necesidades fundamentales y no al servicio de la especulación, la concentración de capitales, la dominación, la opresión y la violencia, no solo es perfectamente posible sino absolutamente necesario.

El post-extractivismo es por ahora la respuesta ante esta ola de destrucción natural, física, cultural, espiritual y biológica.
Suspender la minería actual hasta repensar una existencia del planeta con futuro es también una necesidad urgente con la que podemos y debemos comprometernos.